Diálogos livianos en la barbacue IIII
Diálogos Livianos en la Barbacue
Palabras extraídas del programa radial DiaLogos conducido por el periodista Sócrates Muniz , pionero de la radiofonía de El Prado, que hasta hace algún tiempo se podía escuchar en las madrugadas del barrio.
Llegado a la madurez de su edad, Sócrates comenzó a plantearse en su vida algunos temas de corte existencial, y varias de sus inquietudes se filtraron en su trabajo.
...
– Esa pregunta es... maliciosa.
– Jaja. Se la cambio. ¿Es usted creacionista o evolucionista?
– Sí. En efecto.
– ¿En efecto qué?
– Que es así como usted dice, Sócrates.
– Son opciones excluyentes, señor.
– Bueno. Me deja helado. No sé cómo conciliar mi presencia contradictoria en este estudio.
– Esa es una respuesta maliciosa.
– Sutil es el Señor. Pero no malicioso.
– Déjeme decirle, señor...
– Por supuesto, puede llamarme como le plazca.
– Déjeme decirle, señor, que la teoría de la evolución de las especies está siendo aplicada cada vez a más ámbitos. Incluso a la resolución de problemas muy complejos.
– ¿Qué tiene en mente, Sócrates? Qué estará pasando por esa cabecita…
– Me refiero, por ejemplo, a los algoritmos genéticos.
– ¡Qué tema ese! Sin duda el desarrollo de una inteligencia humana es un problema complejo, querido Sócrates. Los algoritmos genéticos son una clase particular de metaheurísticas, que viene siendo aplicada con aceptable éxito a diversos problemas técnicos, y no tanto. Podríamos celebrar una discusión cargada de profundos tedios acerca del grado de darwinismo que esta tecnología encierra. El hecho es que hay varias cuestiones evolucionistas que siempre han irritado mi curiosidad.
– Lo escuchamos.
– En primer lugar, claro, está el tema, apoyado por millones de monos, de la injusticia flagrante que representa la evolución desmedida de la inteligencia de una única especie. En definitiva, estos mecanismos han generado innúmeras formas de vida, innúmeros mundos, y hasta hay personas (sé que suena absurdo, pero me consta que es así), hay personas, decía, dispuestas a creer que en algún lugar lejano hay otras inteligencias capaces de entablar un diálogo con la nuestra, ¿por qué no la hay en nuestro querido planeta La Tierra?
– ¿No la hay?
– Hay una diferencia (de grado, de tono, esencial, no lo sé) entre la inteligencia humana y las demás inteligencias terrícolas. Si soslayo el hecho insoslayable de mi humanidad y la tuya, Sócrates, debo afirmar que estamos muy solos. No tenemos con quien hablar. A quién pedir opinión. A mí me encantaría poder consultar a los pescados qué opinan de tal o cual modelo de submarino...
– Peces...
– El tiempo es algo relativo. Implacable.
– El tiempo. Sí. Hablemos del tiempo, entonces. ¿Usted cree que el universo fue creado en siete días?
– Absolutamente.
– ...
– ...
– ¿No le parece algo… apresurado?
– No.
– ¿Y la eternidad, Señor? ¿No es mucho un castigo infinito? ¿Basado sólo en unas cuántas décadas de vida?
– No se apresure, Sócrates. Tal vez consiga salvarse. El Señor es justo y misericordioso. Además, déjeme decirle que la Eternidad no es un tiempo infinito como usted presume. La Eternidad es un espacio fuera del tiempo. No crea que es mucho tiempo. ¿Se da cuenta de la diferencia fundamental?
– Mmmsí.
– Bien. Bien. Entonces no debería extrañarle que una vez que pasa la vida terrenal, el alma deba ir o bien al Paraíso, o bien al Infierno. La condenación está en la Tierra. La salvación está en la Tierra. Por una razón muy sencilla, el tiempo está solo en la existencia temporal, y todo cambio puede producirse en el tiempo. En la Eternidad usted no va a poder cambiar en ningún sentido, Sócrates. Nada cambia fuera del tiempo.
– Entonces veo que usted no cree en el Purgatorio.
– Me sorprendería que formara parte de la eternidad…
– El tiempo es algo que me interesa mucho.
– Cuando venía para acá vi relámpagos.
...
Sócrates Muniz me mata.
ResponderEliminarIrrita mi curiosidad lo voy a copiar
La verdad, rodia, es que Sócrates es un personaje que a pesar del anonimato casi omnipresente de su nombre, ha aportado grandes esfuerzos al periodismo local.
ResponderEliminarTomé contacto con su trabajo durante el proceso de investigación sobre los mitos de El Prado .
Tuve la ambigua fortuna de encontrar una caja de championes Pampero llena de casetes con grabaciones de su audición.
Habrá estado durante algún tiempo arrumbada en un sótano. Evidencia de eso es el deterioro que la humedad del implacable Quitacalzones (que es, según algunos eruditos que soportan sus últimos días en la colonia Etchepare, un ramal subterráneo del Leteo) ha provocado en los registros, hoy absolutamente fragmentarios.
Espero expectante su publicación.
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