Qué mira ese boludo, dije refiriéndome a ese hombre sentado. Shhhh, dijo mi padre, no digas palabrotas. Estás muy boca sucia, eso no puede ser. Bueno, papá, repliqué, ya los dos a punto de marcharnos. Nos dimos la mano con el maître, el mozo, el ayudante, el cocinero y el asador. Mi padre dijo la molleja, excelente, luego salimos, tuve que decir papá no te suenes la nariz que nos están mirando y volvimos lentos, elegantes.
«Levantar ciudades»
Lilian Neuman
opino que me voy a quedar un ratito leyendo por aqui :)
ResponderEliminarHola marisa. Dese por bienvenida. Pase, que ha quedado sin llave.
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