Tres consejos para cancheros

Por diversas razones hemos discontinuado nuestro habitual rincón de consejos útiles tanto para las señoras como para los caballeros. Como siempre se está a tiempo de enmender, retomaremos con tres consejos que pueden llegar a ser vitales.

Primero: la coca-light no es cool. Yo sé que es más rica que la coca común; pero no da.

Segundo: no se haga el canchero tomando coca light.

Tercero: generalmente es conveniente aceptar el ridículo a intentar evitarlo.

Propongamos una situación hipotética para ilustrarlo:

Usted tiene mucha sed y decide ir a comprar un refresco. Llega a la estación de servicio; se baja del coche y como ve que hay una inusual concurrencia de señoritas que acuden también al establecimiento, deja la ventana abierta con un estratégico rock'n'roll viril sonando en la radio a buen volumen.

Entra, con paso canchero y (¡oh debilidad! ¡sed traicionera y putarraca!) se pide la coca light. Está bien. Hasta ahí está bien.

Manteniendo más o menos un paso de cowboy, sale, y se detiene estratégicamente a unos... cuatro pasos de su auto. Destapa la botella de un solo twist, como si estuviera haciendo algo habitual, y se manda un trago. Laaaaargo... profundo, sin mirar de reojo a la clientela que viene llegando.

Error. La coca light, si no está bien fría tiene mucha burbuja. Lo que le va a pasar es que se va a atorar, se le va a ir el líquido por el lugar indebido, y se va a encontrar en una situación desesperada en la que es muy difícil mantener la dignidad. 

Usted va a intentar reconducir el líquido por los conductos naturales, disimulando algunas muecas con los acordes del rock'n'roll.

Error. Una vez que el refresco se va por otro lado, se pierde todo poder sobre los líquidos. Se va a atorar, toserá, evitará toser, pero le saldrá el refresco por la nariz.

Y después toserá.

Lógicamente, para mostrar cuán digno es, no se meterá corriendo al auto, ni arrojará la coca al cesto de la basura, sino que se quedará allí recomponiendo su hidalguía, con gesto de protesta.

Error. Es probable que entonces el rock'n'roll termine y arranque una canción de Celia Cruz, que había grabado usted siguiendo el consejo de un terapeuta honorario.

Entonces sí, correrá hasta el auto y se irá, lo más discretamente posible, pensando cómo la horripilancia se mancomuna en su contra y el mundo está lleno de cosas feas.

De todas formas, no se haga mala sangre. Lo más probable es que sólo el pistero haya notado la maniobra.

(Nota: llegado a este, haga lo que quiera con la coca; tírela por la ventanilla)