domingo, 1 de mayo de 2011

Una cuenta de tu collar


Hace tiempo está encallada en un acantilado costero la vieira vacía de la cual nació la más antigua de los Olímpicos. 

Los Dioses partieron. El musgo avanza desde entonces por la piedra y se atreve a estirar sus dedos húmedos hacia la mítica calcárea que permanece eternamente blanca bajo la bardoma.

Me acerco con temor y veo asomar la cabellera roja de la Diosa, fruto de la titanomaquia. Rozo, con la punta trémula de unos dedos que desconozco, la belleza de su piel de marfil y en vez del éxtasis del tacto encuentro en mi palma la densidad incómoda de una perla terrible, muy pesada.

4 comentarios:

  1. me gustó la frase 'Rozo con la punta trémula'

    hay un poema de Catulo que dice 'El carajo escala el monte Pipleyo. Las musas furiosas, lo bajan a escobazos'. o algo así. lo más transgresor del poema era poner escobas en manos de las musas

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  2. No he tenido ocasión de leer a Catulo; solo lo conozco a través de su verba, sokón. Pero casi no tengo dudas que merece ser persistido.

    ¿Es verdad lo que contó una vez que en la pergulae los compañeros le hacían rimas con el nombre, y el les intentaba aclarar: es calusus, ca tu LUS?

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  3. hay varios poemas sobre eso

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  4. Muchas gracias por el comentario, aunque en verdad no pense que nadie llegaría a ver mi blog.

    Generalmente lo uso para desahogo sin sentido para sentirme mucho mejor más rápidamente.

    Que tengas un buen día.

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