sábado, 18 de junio de 2011

Nueces



Nasrudin estaba sentado con un amigo cuando empezó a anochecer. «Enciende una vela», dijo el amigo, «porque está oscureciendo. Hay una justo a tu izquierda». «¿Y cómo voy a distinguir la derecha de la izquierda en la oscuridad, so tonto?», preguntó el Mulla.

Indries Shah
The Exploits of the Incomparable Mulla Nasrudin


Somos dos me dijo Charconac. En todo momento somos dos. Pero en verdad somos otro, distinto de esos dos. Un tercero que anhela expresarse a través de su nombre, desde su apellido. 

–¿Dos...? ¿Tres...?

–El yin y el yang, el urim y el turim, la estrella de David, el compás y la escuadra, la tierra y el fuego, el espíritu y la materia. A cada instante un combate se libra en su cabeza. Su hemisferio derecho percibe el mundo. Su hemisferio izquierdo escribe el mundo. Son mundos irreconciliables. Discuten. Se ocultan información. Se engañan; se seducen. Desde que Ulises inventa la mentira frente a Troya, uno de ellos comienza a destronar al otro. ¿Se explica de otra forma que alguien acepte ese regalo? 

Y yo pensaba llevarte un corcel, de oricalco y feldespato, un unicornio. Chiquito; como para poner en la mesa de luz mientras miramos prenderse en la ventana los vitrales de la catedral. Pero es hora, continuó Charconac, impertinente y colorado, de que el hijo reclame a su tío el trono de su padre. 

–Somos dos– repetía yo mientras caminábamos por el empedrado húmedo del barrio jesuita, somos dos Grace, y vos sos sólo una.

4 comentarios:

  1. muy bueno

    La diferencia entre dos números es un universo, es decir inconcebible. Si a eso le agrega la enumeración, no sé, sólo un cerebro puede comprenderlo, por lo menos en parte.

    Por otra parte, y sin ánimo ninguno de parafrasear a un escritor, somos mucho más que dos. Y que tres, etc.

    Ahora, poco hay más distinto al universo que un cerebro (humano) y morfológicamente hablando, se entiende.

    Sin embargo, nos vemos condenados a entender que la naturaleza piensa (seguramente lo hace) mucho más números que nosotros, los administra sin error, hasta puede ignorarlos.

    Eso no me resulta extraño, sino que sean tan pocos números ¿2, 3? para crear tantas cosas.

    ResponderEliminar
  2. La relación entre las matemáticas y el universo es interesante al punto que hay números, importantes dentro ambos, que no pueden ser representado más que como conceptos. Pi, phi, e, raíz de 2.

    Son irracionales. Definen una secuencia infinita de dígitos decimales que siempre es distinta.

    Es una advertencia. Los conceptos que estos números representan existen. Pero no se pueden descomponer, en cierto sentido. Es como la carrera descendente hacia los confines de la materia: compuestos, moléculas, elementos, átomos, protones, neutrones, electrones, quarks, bosones, fermiones... Es lo mismo que intentar determinar todos los dígitos de phi.

    Y, sin embargo, está presente en todo lados ( phi). A propósito de este número, y sobre todo de la espiral, cito una severa advertencia del teósofo C.W. Leadbeater:

    «En "La Voz del Silencio" se llama a esta fuerza [Kundalini] "Poder flamígero" y la "Madre del mundo". Semejantes extraños apelativos no son dados sin razón, pues esta fuerza, cuando se lanza a través del cuerpo, se parece en realidad a un fuego líquido, y el curso que la misma debe seguir, es una espiral análoga a los anillos de una serpiente; se la llama "Madre del mundo" porque, por su mediación, es como pueden ser vivificados nuestros diversos vehículos y abrirse, sucesivamente, ante nosotros los mundos superiores.

    Como antes indicamos, su asiento en el cuerpo del hombre radica en la base de la columna vertebral; en el hombre ordinario permanece adormecida, y su presencia no e sospechada durante todo el curso de la vida, siendo, en absoluto, preferible prosiga su sueño, en tanto el hombre no haya alcanzado un serio desarrollo moral, hasta que su voluntad sea bastante fuerte para dominarla y sus pensamientos bastante puros para poder afrontar su acción.

    Nadie debe atreverse a experimentar sobre ella sin las indicaciones precisas de un instructor que conozca por entero la cuestión, pues los peligros que encierra su despertamiento son una terrible realidad. Unos son puramente físicos [...] mas es éste el menor de los males que puede producir, ya que también puede llegar a mutilar, de modo permanente, curpos más elevados que el físico. Un efecto muy frecuente de su despertar prematuro es [...]»


    Algo que me llama la atención en las prácticas zen, es el énfasis que se pone en el Hara, que es el segundo chakra, y la ausencia de referencia al primer chakra, en el que duerme la serpiente Kundalini.

    Ahora bien, entiendo astllr, lo que dice que cada uno de nosotros somos legión. Sin embargo, existe algo que unifica a todos esos que somos, ¿no? ¿qué vendría a ser? ¿el cuerpo físico?

    ResponderEliminar
  3. claro, es el cuerpo físico, lo único que es irreductible, lo único que no es palabra. Hay sólo dos evidencias: el cuerpo y la gravedad. El resto es lenguaje.

    sobre un desarrollo moral para despertar a la madre del mundo, no sé, son palabras un poco graves, me suena a estar pidiendo respeto por alguien que no lo pide, y son cosas que deberían ser incuestionables o en todo caso definitivamente crípticas para un inexperto.

    la cita quedó por la mitad.

    sobre el escaso énfasis en el primer chakra en beneficio del segundo, quizás no llame la atención dada la advertencia. Por otra parte, son tiempos confusos.

    ResponderEliminar
  4. Sí, no quise abusar con la extensión de la cita...

    A mí me chocó un poco lo del desarrollo moral; las primeras veces que lo leí. Sin embargo, creo haberlo comprendido, aunque aún no me siento capaz de explicarlo breve y eficazmente. Pero básicamente, hay cosas que tiran para abajo y cosas que tiran para arriba.

    Con respecto a la gravedad le diré que es circunstancial. Con respecto al cuerpo físico... no sé... dudo que sea lo único que unifica las multiplicidades. Los tiempos son confusos, es cierto. Y la confusión es multiplicidad sin interconexión clara. A veces el cuerpo y la gravedad no alcanzan para disipar la confusión.

    ResponderEliminar

Si la curiosité t'amene ici, va-t-en! Il en est temps encore.