martes, 3 de enero de 2012

Leteo

Según este diario hallado en el piso de mi tienda, salí en busca del Leteo hará cosa de un año. No recuerdo bien el propósito de la expedición, pero nadie en su sano juicio pondría en duda la escritura de un diario hallado en su tienda, con tal encuadernación.

Tengo vaga memoria del encuentro, allí referido, con un señor Latour. Cazafortunas que atravesaba el desierto sin conocer muy bien su propósito, obedeciendo una voluntad ajena y antojadiza. He estado coqueteando con la idea de que quizá el diario le pertenezca a otra persona; en cuyo caso yo sería monsieur Latour. Sea como sea, he comprendido, o decidido, que el Leteo no existe y lo más prudente es regresar. Puesto estoy, entonces, a reconstruir los rastros que me llevarán al punto de mi partida.

Seguir huellas en la arena no es una tarea más pequeña que partir hacia el Leteo. Si aún tuviera fe en su existencia lo más sensato sería encontrarlo y remontar, corriente arriba, sus aguas negras.

En la tienda hay también un instrumento. Viéndolo titilar bajo la lámpara creo aún recordar algo de una vieja, vacilante melodía. Hasta un punto en el que me es imposible continuar. Como si aún no estuviera escrita.


8 comentarios:

  1. muy bueno!

    ya decía yo que en su palacio se escuchaba el sonido lejano de una carretera.

    digamos que está en tren de olvidar lo que quería olvidar?

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  2. Me siento muy halagado de que monsieur Latour aparezca en estas reflexiones, notablemente coronadas por esa excelsa interpretación digna de Fernando Sor salvada del paso del tiempo. El verdadero leteo, sin embargo, es el tiempo, un mar negro y oscuro e infinito.

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  3. No es una carretera astllr. Es una guitarra.
    Entiendo que el descuido y la molicie del archivador ha favorecido el deterioro del registro, pero ¡vamos!

    Con respecto a lo otro sí, no... yo... no recuerdo
    lo siento

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  4. Latour es un sinvergüenza, sokón. Pero no lo deje morir, de sueño. El leteo es un baño indispensable para la purificación de aquellos que se aprestan a abandonar la tierra.
    Sólo en tal caso es prescrita.

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  5. Olvidé decir que esta película fue recuperada del sótano del café Géminis. No pocas personalidades discretamente famosas abrevaron en este cabaret. La verdad que es una joya sí.

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  6. Latour es capaz de convencer a cualquiera de casi cualquier cosa, en especial se divierte sobremanera haciéndole creer a la gente que es un sinvergüenza. No me extraña que también a usted lo haya engañado.

    Ninguna persona puede abandonar la tierra, porque quien la abandona ya no es más una persona. Será, a lo sumo, algo más o algo menos, pero nunca una persona. Abandonar la tierra es remontarse a otras esferas, a otros espacios. El leteo será, acaso, para los que quedan.

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