En su «Manual de Saint-Germain-des-Prés», Boris Vian distingue entre dos categorías de existencialistas, los ricos y los pobres: «Al principio, todos los existencialistas eran pobres, pero después Sartre, Beauvoir y Camus ganaron dinero con la literatura. (...) Esos existencialistas ricos tienen como cuartel general el "Pont-Royal" e incluso toman cócteles.»
Así, pues, Sartre, Beauvoir, Camus, y luego Perec, y Sollers. El director del hotel, que me recibe, añade a Nimier, Blondin, Jacques Laurent, Déon, Bodard, Bianchiotti, Mohrt, Japrisot, para el bar.
Para las noches, pasa las páginas del Libro e Oro. Anoto: Ehrenburg, Roger Vailland en una habitacioncita del séptimo piso y Arthur Koestler en 1946; Edmond Jaloux en 1947, Paul Éluard y Arthur Miller y Armand Salacrou en 1949; Virgil Gheorghiu y Beck, Thyde Monnier; Aldous Huxley en 1954; Norman Mailer, Maurice Druon y Romain Gary en 1956; E. E. Cummings en abril de 1957; T. S. Eliot en 1958; Sagan en 1959 «desde hace cuatro años», Queneau «desde hace quince años»; Maurice Roche, y Han Su Yin, después Frederic Mullaly, quien concibió en el hotel su libro «Danza macabra»; Jean Cau y Jean Giono en 1962; Le Clézio en 1963; Tom Jones en 1964; Ignazio Silone en 1967; Franco Bruzatti en 1969; y además Yourcenar, Elie Wiesel, Javier Couto, James Baldwin, Modiano, etcétera, etcétera.
Hoteles Literarios
Nathalie de Saint Phalle
Nadie sabe cómo o por qué, en algunos momentos de la vida, recordamos u olvidamos a algunas personas. Me pasé y sentí profunda tristeza de que no escribas más. Abrazo
ResponderEliminarVerdad que sí, Cherry? La literatura ya no es igual desde que nosotros no escribimos.
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