Adiós Diómedes
Leandro Delgado
Las primeras novelas de los buenos escritores son difíciles de clasificar. Un buen escritor es aquel que quiere ser serlo, tanto en el contexto de una opera prima como de una larga producción. Aquel que nunca pierde de vista el Sho-shin.
Es difícil clasificarlas porque no son fáciles de comparar con otras. Tienen algo muy rico, usualmente camuflado de impericia, o quizás producto en parte de cierta impericia, que las hace obras frescas, únicas. Me encantan las operas primas.
El propio autor, en un autorreportaje que Diómedes López se realiza, da en clavo de qué es lo que tienen estas obras, o mejor dicho cuál es el lastre que impide a las siguientes levantar vuelo: «...la profesionalización [del arte], ese cáncer disfrazado de médico.»
«Adiós Diómedes» narra en primera persona, y con esa fuerza antes dicha, la vida de un joven montevideano, nacido sobre el final de la década de los sesenta. La vida de este personaje innominado transita las etapas comunes que cabría esperar: primero idealiza, viene luego la caída hacia el Lado de los Siths (en este caso el abuso de drogas); es más o menos rescatado de allí por una mujer que lo ama. Nihilismo. Encierro en sí mismo. Reconciliación con el mundo, o al menos aceptación de él como parte del mismo. Y al final, bueno, una lucha con sus propias ilusiones. La batalla final, sí.
En principio el libro no narra la historia de Diómedes López como promete, si no la de este joven, amigo de Diómedes, que cada tanto lo reencuentra. Sin embargo, está claro (aunque planteado con mucha sutileza, y hasta maestría en ocasiones) que de alguna forma Diómedes López y el narrador son una sola persona.
Mejor dicho, Diómedes es el ideal de vida del narrador. Sus aspiraciones a priori. El ideal de una época. La novela comienza siendo ambos adolescentes, y coincidiendo. A medida que el texto avanza, estas dos personas se disocian y evolucionan separadamente. Cada tanto el narrador vuelve a encontrarse cara a cara con aquel que quiso ser, o que debió haber sido, y coincide con él nuevamente por un tiempo, del cual, siempre, va a salir cambiado. Por esto, es inevitable la lucha final entre ambos.
Hay alguna reminiscencia de El retrato de Dorian Gray en los encuentros entre Diómedes y el narrador. Una tensión que evoca el pulso de Dorian descorriendo la tela para echarse un vistazo.
Lo ordinario de la vida del narrador tiende a hacernos ver un retrato generacional. Retrato que, si existiera, sería fiel, pero ineficaz. Ineficaz en el sentido que está armado más como un espejo que como retrato. Necesita el reflejo de alguien que pertenezca a esa generación para que aparezca un rostro en ese lienzo.
Me he preguntado a quién está dirigido «Adiós, Diómedes». Delgado no se toma el trabajo de guiar al lector por ciertos pasajes, por ciertos ambientes. El lector debe conocerlos de antemano. El autor intenta convocar lugares por la sola mención de sus nombres, de sus tiempos. Personalmente me gusta que una obra luzca así. Pero siempre que el autor esté por detrás, creando a su lector ideal, sin que se note. Que tienda hilos sutiles, que encienda pequeñas luminarias, disimuladas en los zócalos. Me da la sensación que hay que ser muy montevideano para no perderse mucho del sabor de «Adiós Diómedes».
El punto flojo que tiene la novela son los diálogos. No se logra casi nunca el tono conversacional. Creo que están demasiado literales. Escritos casi como parlamentos. Y un diálogo literario, no lo es. Además Delgado abusa de un recurso, para marcar los silencios, que no me gusta: se utiliza una entrada de diálogo con tres puntos (–...) y a continuación sigue hablando quien venía haciéndolo.
Este recurso se repite mucho y, además de no ser estético, ni funcional, desaprovecha esos silencios, que por otra parte no consigue siquiera crear del todo.
Esto está relacionado con otra característica inadecuada de los diágolos: la falta de atribuciones dialogísticas. No hay una en toda la novela. Evidentemente adrede, y buscando algún efecto; un efecto que no se consigue.
Suele ser innecesario prescindir de estas atribuciones. Se me ocurre que quizá Delgado intenta dejar al lector solo, espiando la conversación de los personajes. Esto, sin embargo, ocurre siempre en un diálogo literario. Si las atribuciones dialogísticas son adecuadas, si están colocadas con arte, el lector está a solas con los dialogantes, siempre. Y además, esas pequeñas frases devuelven al lenguaje las características que pierde al pasar del habla al escrito.
Stepen King tiene un capítulo al respecto que es muy entretenido. Recuerdo ahora, por ejemplo, que prohibe, prohibe bajo pena de muerte incluir adverbios de modo en los diálogos.
Delgado tiene, en cambio, gran habilidad para la creación de personajes. Con unos pocos trazos consigue delinearlos de forma muy nítida. No hay un sólo personaje por más accesorio que resulte que no tenga entidad propia. Es un gran logro, y suele ser una marca de buena literatura.
Pero hay muchos otros aciertos. En determinado momento Diómedes se hace un autorreportaje que tiene una interesante densidad filosófica. Apenas cuatro páginas, sobre las que es inevitable volver. Este recurso, además, que Delgado utiliza para formular unos principios que tienen el mérito de nunca perder el aire de pregunta, es muy adecuado.
La novela ofrece algunas imagenes muy fuertes. La mencionada batalla final, por ejemplo. O la subyugante pintura de grafitis surrealistas que el narrador hace en las paredes interiores de toda su casa, como paso previo a su aceptación como parte del mundo.
Esta escena recuerda a «El pintor de batallas» de Pérez-Reverte. Pero por contraste, ya que, aún siendo el mismo recurso, es justamente lo opuesto.
Dios A Muerto. Así se llama la banda musical de Diómedes López. Un nombre que se sugiere plagiado; y es que hay mucho de la ética hacker en Diómedes. Diómedes, en cierto sentido es una exaltación de esta ética. Dios A Muerto. Así prodría llamarse la novela. Imagino que Delgado consideró esa posiblidad. Quizá me gustaría más ese nombre, si no fuera que Adiós Diómedes es la línea que falta para iluminar toda la obra.
No he dejado de intentar imaginarme cómo suena la banda. Y un poco me la imagino así, con ese sonido a ensayo que tiene esta canción con letra de García Lorca; sólo que Diómedes no hubiera dicho jamás que era de García Lorca.
Y sólo para ejercer mejor mi subjetividad, y para seguir con La Trampa, estos versos sí los podría haber escrito Diómedes:
Írrito, nulo, disuelto
y por siempre sin valor
así declaro el dolor
del que hoy me libro resuelto.
Ni siquiera espero el vuelto
es cuestión de dignidad
prefiero la liviandad
de andar sin cruz en mis hombros.
Y así, sobre mis escombros
declaro mi libertad.
y por siempre sin valor
así declaro el dolor
del que hoy me libro resuelto.
Ni siquiera espero el vuelto
es cuestión de dignidad
prefiero la liviandad
de andar sin cruz en mis hombros.
Y así, sobre mis escombros
declaro mi libertad.
Me extraña, Z, que haya leído ese libro de Stephen King; pensé que solamente yo lo había leído. :-)
ResponderEliminarIgual, sospecho que el mejor manual del escritor que nos ha dado King es la novela Misery.
De más está decir que Adiós Diomedes es una de mis novelas favoritas (no solo de autores uruguayos). Es la novela que me hubiera gustado escribir.
No hay lugar a extrañamientos sokon. Le agrego algo, creo que es el único de King que leí.
ResponderEliminarY a propósito, le recomiendo que vea 1408. La vi ayer y hacía tiempo que no veía una película de terror que me gustara tanto.
Advertencia: fui pateándome las expectativas; y eso siempre ayuda a levantar el puntaje.
Ah, eso suena más a usted. Lo de leer solamente ese libro de King.
ResponderEliminar¿Se estrenó 1408?
La que vi y me pareció magnífica fue PU-239 (aka The Half Life of Timofey Berezin). Nada que ver con King, o de alguna manera si. Preciosa, graciosa, conmovedora. Cuando se la recomiendo a alguien hay partes que no puedo contar sin que se me corte la voz y quede al borde del llanto, y otras que no puedo contar sin que me interrumpan los espasmos de las carcajadas. ¡Toda la poesía que se puede hacer a partir de la física!
O a lo mejor no es tan buena y es que hace tiempo que no voy al cine. :-)
Estimado z, antes que nada mi más profundo agradecimiento por haberse tomado la molestia, también, de escanear la tapa.
ResponderEliminarEs tanto lo que se me ocurre y tanto el espacio que Ud. me ha ofrecido (y que le voy a agradecer siempre) que voy a ir de a poco. Trataré de no aburrir.
Sólo quería empezar ahora diciéndole que, quizá, a lo mejor, la subjetividad de su crítica no es total, o por lo menos no llega hasta el final, u origen, de sus propios objetivos.
Le quedó en el tintero la génesis, la médula de todo esto, creo yo, de SU inquietud: aquella tajante afirmación suya respecto a las obras literarias de los profesores universitarios.
Pero esto recién empieza.
Buenas noches.
"Me he preguntado a quién está dirigido «Adiós, Diómedes». Delgado no se toma el trabajo de guiar al lector por ciertos pasajes, por ciertos ambientes. El lector debe conocerlos de antemano. El autor intenta convocar lugares por la sola mención de sus nombres, de sus tiempos. Personalmente me gusta que una obra luzca así. Pero siempre que el autor esté por detrás, creando a su lector ideal, sin que se note. Que tienda hilos sutiles, que encienda pequeñas luminarias, disimuladas en los zócalos. Me da la sensación que hay que ser muy montevideano para no perderse mucho del sabor de «Adiós Diómedes». "
ResponderEliminarConcidimos Zeta. Y no sólo muy montevideano, también muy de una parte de Montevideo, y también muy de una generación.
Sí Asti, yo también leí tu novela, pero no te pienso dar mi opinión. Ves lo que pasa por andar censurando a la ligera. Y no te creo que no te importe.
Acepto toda su gratitud, astllr, pero no es necesaria. Además, no frecuente contar con la opinión de primera mano del autor. Aunque es un raro privilegio que ya tuvimos una vez.
ResponderEliminarSi tiene algo que agradecerme es, sin duda, haberlo puesto en contacto con su fan número uno en todo el universo, el autoproclamado cahorrito juguetón sokon m.
Y, a propósito, me anoto la sugerencia, sokon.
Es verdad, astllr, por un momento olvidé la tesis que generó esta lectura (pero eso es otro subproducto de la subjetividad, créame).
No recuerdo que me haya dicho concretamene sobre qué predica en sus aulas, astllr. Pero sí, la verdad es que Adiós Diómedes no tiene rastros de esa pátina de la que me quejé. (Aunque en realidad, a veces exagero un poco, no soy tan prejuicioso.)
Lo que sí, habría que conocer a sus colegas, porque, creo, una parte de esa pesadez que mencioné en su momento puede estar en el peso de la mirada de los colegas que se asoman sobre el hombro de estos escritores.
De todas formas, no creo que sea el caso. No entra en la categoría de novela de profesor universitario que creé hace un par de posts, con cierta liviandad.
Disculpe, envidiosa, pero la verdad, es que yo no estoy tan seguro de que astllr quiera conocer su opinión. Sobre todo después que ya la diera en el comment anterior. Digo, ¿esa es su opinión de la novela, supongo?
Sólo queda una pregunta pendiente, ¿es usted montevideana?
sokon m, esto tómelo como una verdad: si ud. leyó algo que quiso escribir es porque el escritor escribió lo que él quería leer.
ResponderEliminarz, no le dije lo que predico en las aulas porque no sé cómo llamarlo exactamente. No me gustaría extenderme en este punto, sólo puedo decir que no enseño literatura, aunque lo hice en el pasado, específicamente la hispanoamericana.
Me gusta lo del ideal, esto me viene bien para decir algo que me gusta decir. Mi vida poco tuvo que ver con la del protagonista, en todo caso toda esa "movida" era un horizonte que simplemente estaba ahí y que era parte emocional de cualquier pibe de la época, había una épica.
Sobre esta novela como la primera, creo que se aventura demasiado, porque no sé si habrá otra. De otra forma: lo único que puedo decir es que a cinco años de escrita no hay otra.
Qué es el sho-shin?
Me encantó eso de que si leí lo que quería escribir es porque el escritor escribió lo que quería leer. Tendría que ser el lema bordeando el escudo de armas de alguna clase de logia de escritores, de veras.
ResponderEliminarNo se que les parezca a ustedes. Para mi el solapamiento entre la vida del escritor y su obra es un tema como que demasiado personal para abordar con ligereza y mucho menos estando sobrio. En todo caso, creo que nunca salió algo bueno de la experiencia pura y cruda, reciente, sino de la elaboración después de pasado un tiempo. Como si las cosas se cocinaran con los años. Una alternativa es tomar una experiencia directa a punto de partida pero después llegar a un destino distinto.
Hay una parte magnífica de Juntacadáveres, por la mitad, donde el narrador dice algo como 'voy a hacer de cuenta que todo esto no pasó nunca, que ni los lugares ni la gente existió; después lo voy a contar como si estuviera inventandolo todo'. La cita, obviamente, no es textual. Pero me parece un estupendo consejo que elabora aquella declaración de Onetti sobre mentir la verdad. Complementa lo otro que yo decía recién sobre la inmediatez del hecho vivido que reclama su escritura.
Ud. Z, tiene algo en reserva para nosotros? Un libro de cuentos, quizá?
¿Cómo lo lleva su pijama de Borges?
Antes que con un pijama de Borges, yo hubiera dicho que dormía con un taparrabos de piel de tigre. Pero, ya ve, somo diferentes. ;-)
ResponderEliminarEl sho-shin, astllr, es algo así como mente de principiante
ResponderEliminarHace poco, en un blog al que quiero muchisimo, algo (y no recuerdo ahora qué) me hizo acordar a tres principios que una vez me dijo un maestro que tuve, y que quizás sea lo más valioso que conservo de casi quince años de enseñanza. Los principios eran: I shin, Nin, y Sho-shin. Tener los tres presentes es imprescindible para aspirar a la maestría, pero a veces creo que el tercero es el más importante de todos.
De todas formas, sokón, que es un erudito en estos temas, y que conserva y cultiva su sho-shin seguramente pueda ser más claro que yo.
Escribir es mentir. Eso está más que claro. Pero es mentir diciendo la verdad. Eso está claro también.
No creo mucho en la biografía de los autores. Suelo no leerla cuando tengo un libro en mis manos. Me parece innecesaria, además, un producto de marketing. Tampoco suelo leer las contratapas. Por lo general, cuando puedo, las leo después que terminé el libro, y casi nunca me gustan.
En el caso de Adiós Diómedes, astllr, no me gusta para nada la frase Un cascote solitario a la vidriera del futuro.
El ideal, astllr, está allí, perfectamente fielmente descrito, pero, ya que tengo la oportunidad, permítame preguntarle, para quién lo escribió usted? a quién imaginaba pasando las páginas de Adiós Diómedes? construyó ese retrato pensando en un público particular? en alguien en particular?
Tengo la firme sospecha que un escritor siempre escribe lo que le gustaría leer. Y que con mucha frecuencia (más de la que a uno le gusta) lee lo que le gustaría escribir. A veces esto último oficia de traba; no debería ser así. Debería ser actuar como inspiración. O mejor dicho, como referencia.
Vamos, astllr, algún nombre tendrá la materia que dicta, hombre! (Está claro, pero nunca está de más decirlo, que no tiene que decirlo si no quiere.)
Algo en reserva, sokon? Ahhh, insaciable. Veo que el sustento de este blog es poco para su apetito. Le diré, pues, entonces, lo que dice astllr, hace algunos años escribí una novela, y al cabo de los mismos, no hay otra. Pero usted ya sabe que me gusta experimentar, y los experimentos, sokon, así que no se ilusione demasiado.
Dicho sea de paso, una escritora amiga, a quien admiro por muchas razones, y quiero por muchas otras, o algunas capaz que coinciden, no sé, me propuso escribir algo en cooperación. Es un lindo experimento. Capaz que lo llevamos a cabo, si logramos juntarnos. Y bueno, si se pone muy ansioso, y no se sacia con esto que aquí se ofrece, veremos.
Y, sokon, no uso más el de Borges; estoy con el de Herrera y Reissig. Me hallo más con esa onda de calavera mordiendo esplínes. Etapas que uno tiene, vio. Igual, le voy a ser honesto, me he atrevido un par de noches a dormir así nomás, como usted me ve ahora; solo para ver si Circe y Cherry tienen razón.
Y de paso, ya aprovecho y le digo que detesto el diseño de los tigres.
Está más que claro: Borges y yo no hubiéramos sido amigos.
ResponderEliminarO capaz que sí.
ResponderEliminarDespués de todo, las cosas tienen que ser disímiles para acoplar.
(el yin y el yang me están jodiendo esta tesis; pero y a se me va a ocurrir algo;)
Conservo y cultivo mi sho-shin en una maceta del patio interior del edificio donde vivo. A veces le corto unas hojitas y me las fumo. Otras me las preparo en una ensalada.
ResponderEliminarA mi me gustó lo del cascote.
Me preguntaba que diría Borges sobre ud. Me imagino que Borges diría: 'Este muchacho... Zeta. No lo puedo ni ver'.
Zeta, un cascotazo es un cascotazo. Al que lo recibe no le gusta, pero al que lo tira le encanta. Piense en esto: es la última frase del libro. Que es la primera, para los solaperos incautos.
ResponderEliminarLo del sho sin es completamente cierto. Para mí, Adiós Diomedes, independientemente de que haya una segunda, es una novela de juventud (perdida), una novela de iniciación a la literatura. Hay un documental por ahí, que quiero ver, sobre escritores que sólo pudieron, o quisieron, escribir una sola obra.
No sé para qué lector está escrita, de verdad. Me animo a decir, aunque pueda equivocarme, que está escrita para mí mismo y para mis amigos más queridos, los amigos de ahora, no los que perdí.
Lo que dice sokon es completamente cierto, por lo menos en mi caso: el pasado macera, el recuerdo madura, decanta y permite la literatura. Esto lo dice también Quiroga en su decálogo del buen escritor. Búsquelo sokon, porque creo que se adapta muy bien a nuestra idea de la literatura.
Y lo que surgió en mí, y la forma como surgió, es el resultado de una emoción muy intensa que puedo describir más o menos como la constatacíón de que no sólo me estaba olvidando de muchas cosas que habían sido intensas en mi juventud, sino que al olvidarme yo de ellas sentía que iban a desaparecer de la mentalidad del universo.
Seguramente este sentimiento fue motivado en gran medida por la muerte de mi viejo, a quien está dedicado el libro, un mes antes de empezar a escribir. Y el tipo, muy bolichero, muy cultivador de las relaciones, se fue con toda una ciudad que él había conocido y de la que yo sólo pude conocer hermosas anécdotas.
Y este sentimiento de pérdida en muchos sentidos, era magnificado por la circunstancia, también extrema, de vivir en tierra lejana y extraña. Y dicen que la distancia es el olvido, y yo digo que es cierto. Pero yo... no concebía esa razón... por eso escribí.
Desde mi punto de vista, es una novela obsesiva con el recuerdo, hay una obsesión por recordar. Pero también creo que es algo más que una postal montevideana. Creo que la historia desdoblada, la borrosa frontera entre autor, narrador y protagonista puede aplicarse en cualquier otro contexto, contracultural o no, montevideano o no.
El asunto montevideano, creo, es que Montevideo es un escenario perfecto para la novela porque, creo también, Montevideo es un buen escenario para cualquier novela porque Montevideo es, en sí misma, una escenografía caprichosa e irreal, un set eterno. Entonces adquiere un protagonismo inevitable.
Es una convicción muy íntima, pero creo que Montevideo es un sueño universal, y en cualquier época es la misma ciudad. Lo dijo mi esposa, ayer, al pasar: Montevideo es la ciudad que siempre duerme.
Otra cosa, sokon, y creo que es un detalle nada menor. La novela, de principio a fin, fue gestada y parida y alimentada sin un solo gramo de ese delicioso sho shin que Ud. cultiva en una maceta y que espero, alguna vez, compartir con ud.
Y esto fue así porque fui llevado a eso, porque siempre fui muy porrero, el porrero diario le hablo. Pero donde yo vivía no había cómo conseguir faso por ningún lado. Entonces vuelvo a decirle algo que se lo dije bajo otra luz, pero que también puede leerse bajo esta: la imaginación prodigiosa nos impone ciertos desapegos.
qué es la amistad, z?
Es verdad, eso es lo que consiguió con su novela. Salvar algo valioso de que se perdiera para siempre de la mentalidad del universo. Recién ahora caigo en cuenta.
ResponderEliminarZeta, deje de resistirse. Porqué le busca la quinta pata al gato?
ResponderEliminarA ver, analicemos:
El ying y yan: Su significado: Todo lo bueno tiene algo malo, todo lo malo tiene algo bueno. Similares. Mucho. Y acoplan. Es parte de la naturaleza.
Ahora imaginemos el símbolo: son dos idénticas gotas de agua que al ponerse de manera opuesta, se acoplan y forman un todo. Opuestas, no diferentes. Es como usted igual a mí, pero parado en la vereda de enfrente. Creamos una línea recta. Y no por que seamos puntos opuestos vamos a ser diferentes. Y entre los dos hacemos algo.
El ying y el yan se complementan quizás desde su igualdad. Encajan.
Otra cosa, hoy me dí cuenta que es muy sencillo emocionarme, muy fácil. Me voy con el ego subido.
Me pareció interesantísima la novela comentada por su autor. Descubrir al autor, aunque a usted no le guste zeta, me ha enriquecido sin leer la novela. Quizás porque esta obra solo es una partecita de él. La verdadera obra, es él mismo.
Y para finalizar: no sé porqué insiste en imaginar un lector. Siempre escribimos para nosotros, o casi siempre. Por eso el acto de escribir es tan solitario, porque el escritor se rodea de sus personajes y ve la novela pasar delante de sus ojos. Donde no hay ningún lector que pueda testimoniarlo. Podemos decir que imaginamos una cosa u otra, mentimos la verdad y hacemos verdad una mentira, pero el lector, asi como se apropia de lo que escribimos, es anarquico, independiente, único e indomable. Usted puede imaginar su lector y encontrarse con personas que cuando escribía jamás imaginó que lo leerían.
Zeta, si usted conociera a Borges... vería a Borges y él vería a una especie de Sabina literario.
Besos!
Sabe que pensaba?
ResponderEliminarQue cuando uno escribe un libro, en realidad no escribe una obra, sino que es el libro quien escribe y construye al escritor.
Es decir, cuando escribimos algo, ese algo es inmodificable, podemos interpretarlo de mil maneras, pero dice lo que dice. En cambio el escritor a medida que va escribiendo, está cambiando. Uno no construye una obra, sino que la obra lo construye a uno.
Una vez más me convenzo de que lo más probable es que siempre escribamos para nosotros.
Será una idea muy descabellada?
El libro puede encontrarse ya disponible en México???
ResponderEliminarSHO:primer, o primero, SHIN:espiritu.
ResponderEliminarEspiritu primogenito, aquel espiritu con el que nacemos; puro, sin contaminaciones, se supone que despues de mucho andar, logremos cerrar el circulo donde volvamos a encontrar ese espiritu, pero con una gran sabiduria adquirida.
Borges decía que Montevideo era como un barrio de Buenos Aires que se había quedado en el tiempo. Un par de características de la ciudad que también definen a sus habitantes: pueblerinos y anacrónicos. Por algo tienen tan mal gusto para vestirse.
ResponderEliminarPor cierto, que lindo Asti que tu novela te haya permitido salvar tu memoria. Yo prefiero mirar hacia adelante, por eso mi literatura habla del futuro más que del pasado. Ahora ya no se si quiero leer tu novela sabiendo que resguarda tu memoria.
Zeta, que bien que escribe ud., y sobre todo que bien que explica. Seguro que no es profesor univesitario?? Y otra cosita, ud está dando a entender que Asti es como una especie de Oscar Wilde en versión uruguaya?
sobre el sho shin y los tres principios, mi pregunta: es parte de un proceso que comienza en el sho shin y al que al final volvemos o los tres se dan en forma más o menos simultánea?
ResponderEliminaracid, su idea de que nos escribimos a nosotros mismos es muy ajustada. Es simple: nuestra acción en el mundo queda escrita en alguna parte para ser leída. Y así se alimenta un karma.
La escritura, en toda su intimidad y privacidad y soledad, es acción pura, la cual será leída, interpretada y juzgada por una inconcebible cantidad de almas cuya emoción mancomunada opera sobre el escritor, donde quiera que esté.
reggis: no tengo idea si el libro se encuentra en México, pero si no lo encuentra y de verdad le interesa me lo pide que estoy cerca y se lo mando por correo con gusto, siempre y cuando me mande Ud. algo a cambio, un disco que le guste, cualquier cosa.
Don Zeta!! Es, para mi humilde gusto, un buen libro. No voy a decir mucho más, primero porque veo que sus comment se han extendido bastante y segundo, por que quizás se me mezclen el I shin, el Nin y el Sho-shin y quien me asegura que el sur no se me ponga en el norte y el este, se llame oeste...
ResponderEliminarMejor lo dejo así.
Ah! Increíblemente seguimos coincidiendo "musicalmente".
Un saludo
Sil.*
No se puede escribir sobre una experiencia reciente; o sobre lo que uno está viviendo. No se debe. En esto coincido con sokon y con astllr. Es necesario un proceso de maceración en el interior del artista. Es otra faceta de lo que decíamos en el post anterior sobre escribir siempre sobre el pueblo de la infancia. La inmediatez suele ser una válvula de escape que impide la maduración artística.
ResponderEliminarPero sí se puede, y creo que también se debe, estar atento a la experiencia. Tomarse un instante dentro del dolor, del placer del alma, del gozo del cuerpo, del tedio, y transformarlo en esa semilla que va a crecer y a dar el fruto que después va a quedar macerándose a la intemperie del tiempo siguiente y del pasado.
Hay algo sobre lo que sé quiero escribir un día. Una momento que intenté concientemente capturar, sin esfuerzo, solo estando, siendo ese momento. Y sé que van a pasar años hasta que pueda escribirlo como quiero hacerlo (si es que algún día puedo hacerlo, claro).
No sé si en lo bueno hay algo malo y al revés, cherry. Lo bueno y lo malo está en nosotros. Las cosas son cosas. (Los objetos no deberían tocar, puesto que no viven. Uno los usa, los pone en su sitio, vive entre ellos; son útiles, nada más. Y a mí me tocan; es insoportable. Tengo miedo de entrar en contacto con ellos como si fueran animales vivos. así dice Sarte). De todas formas, Cherry, en las formas que acopla hay una identidad que va más allá de las asimetrías; una identidad esencial. Ahora, le repito lo que le dije del otro lado: o acoplan o no acoplan, exactamente. Y se lo repito: o acoplan, o no acoplan.
Montevideo es una ciudad rara. Estoy seguro. Es una ciudad decadente, pero en un sentido que no sé precisar del todo. En un sentido no progresivo. Me autocitaré (estoy seguro que este pasaje ya lo puse en otro blog; no recuerdo donde; quizás el suyo astllr):
Montevideo es una ciudad situada al sur del mundo. Casi no hay capitales más al sur. Un viento frío y constante se ha instalado en algunos pasajes. Sus calles tienen un sabor especial, como a decadencia. Los edificios dan la idea de que alguna vez fueron nuevos y hasta modernos. Pero no es así. Siempre existe en Montevideo un gran número de construcciones antiguas, que aseguran ese sabor a esplendor caduco.
Montevideo es decadente, Candelaria. Pero lo es siempre. No está en decadencia. No está evolucionando. En ese sentido, astllr, estoy de acuerdo con su esposa: duerme.
Es un escenario increíble. El escenario soñado por cualquier escritor. En algún momento, aunque no nos lo propongamos, vamos a acabar escribiéndole. Si pudieramos dejar de ser montevideanos por un buen rato... la ciudad tendría su recompensa.
Es como decís, Candelaria. Los montevideanos somos pueblerinos, y anacrónicos. Anacrónicos en el sentido exacto. No como a veces se utiliza para referirse a algo del pasado. Anacrónicos como fuera del tiempo. Pero bueno, habría para hablar mucho sobre los montevideanos. Te digo más, quizá ni siquiera seamos uruguayos.
Yo creo que sí se escribe para alguien, cherry. Si no, guardaríamos las palabras en un cajón y listo. Lo que sí, escribimos lo que queremos; pero tenemos que tener la delicadeza de hacerlo bello al lector. De hacerle percibir esa belleza que nosotros vemos; esa verdad que sentimos.
Dice Diómedes: Como artista pienso que cualquier cagada que hago es muy buena. ¿Por qué? Porque es mía. Luego voy a ocuparme de esa cagada, voy a trabajar y a ensuciarme. Este proceso, de decoración diría, debe ser lo suficientemente cuidadoso como para no distorsionar la expresión inicial de la cagada. Llamale técnica, llamale artesanía. No renuncio a ellas, pero no es indispensable para mí. A veces es preferible no hacer nada y dejar la cagada como está. Es más honesto.
Y yo completamente en desacuerdo. Es más, pienso que es justamente al revés. Cagar, cagamos todos, y eso que Diómedes llama técnica o artesanía, es lo que yo entiendo como arte. Y no es prescindible, para nada. Y por eso no escribimos para nosotros. Escribimos porque lo necesitamos. En ese sentido es para nosotros; pero el lector está, y debe estar presente.
Me encanta, cherry; me encanta eso de que la obra nos cambia; nos escribe. Es así. En parte porque nos explora mientras va creándose.
ResponderEliminarY me quedo con el piropo que me haría Borges, como si fuera usted la que me lo hace. Que es mucho mejor.
Una cosa es el proceso de escribir y otra cosa es la obra escrita. Son cosas bien distintas. La obra escrita tiene autonomía; incluso crea a su autor modelo y a su lector modelo. Y ninguno de los dos coincide con el autor material ni con el lector que tiene el libro en sus manos.
Me gustaría leer algo sobre su literatura de cara hacia el futuro, Candelaria, y me alegro que le guste como escribo. Y lo que quise decir de Delgado, lo dije: que me parece un buen escritor, porque intenta serlo. Eso me gusta. Lo disfruto.
Me algro Sil que venga a escuchar música. Y ya que leyó el libro de astllr, díganos algo más, mujer. Nos interesa su opinión.
Ahora astllr, sabe, puedo imaginarme que alguien quiera crear una única obra. Pero no se me ocurre por qué la primera. Me parece un rasgo de cobardía. Bueno, ve, ya se me ocurrió, sí, una razón.
(Yo prefiría que fuera la última, se lo aseguro. La última de una larga serie de intentos. Uhhh qué feo sería si el mejor beso de nuestras vidas fuera el primero. Supongo que es porque soy Z. No puedo evitarlo.)
Con respecto a los principios, astllr, mi visión es que los tres deben estar siempre. Al principio, el sho-shin es inevitable. Con el tiempo, supongo que hay que esforzarse por mantenerlo. La ausencia de sho-shin es muerte.
Hay una correspondencia supongo, entre la Santísima Trinidad y estos tres principios. El Padre, El Hijo y el Espíritu Santo. En ese orden.
Y, Cherry, ud. siempre está lista para contradecirme: acabo de leer, hace... minutos, un texto producto de la inmediatez, y sabe qué: es lo más bello suyo que he leído;)
Zeta, ud sabe que yo soy su humilde discípula, pero esta vez sepa disculparme porque voy a discrepar con ud. Yo creo que sí se puede escribir sobre una experiencia reciente o sobre lo que uno está viviendo. En ciertos casos, escribir ayuda a comprender mejor la experiencia. Por eso que dice Cherry, también la obra construye al escritor.
ResponderEliminarEn todo lo demás, coincido con ud. Montevideo me encanta. Es adorablemente decadente. Lástima que siempre esté tan mugrienta. Y por supuesto que Asti es muy bueno, y lo reconozco a pesar de que me borra los comentarios. Supongo que me lo debo merecer.
Sabe que me gustó su definición:
Anacrónicos como fuera del tiempo.
Yo siempre escribo sobre el futuro, Zeta. Me aburre escribir sobre el pasado, prefiero leerlo.
JE! Zeta... me alegra saber que sigo siendo capaz de contradecirlo de muchas maneras.
ResponderEliminarVe, como aprendemos con cada paso que damos? Usted, yo, todos...!
A veces, las cosas hay que escribirlas en el momento, después podrán ser retocadas, mejoradas, lo que usted quiera... pero el fuego se describe mejor cuando quema!
Me lo estoy imaginando... ¿Tenía razón en lo que le había dicho? ¿Hay material? JE!
Besos, me alegra de corazón, que le haya gustado ;)
Bueno... yo habia dicho viernes o lunes... sabado no está nada mal...!
Por que insistir en ponerle tilde a algo que no lo tiene?
ResponderEliminarEstá en la tapa del libro!
Es cierto Julián. Buen aporte.
ResponderEliminarHay muchas formas de hacer y de entender la literatura, entonces no soy amigo de decir lo que se debe hacer ni lo que no se debe, porque ambas actitudes son enemigas de la experimentación. A pesar de que yo crea y haga mi literatura de una manera determinada.
ResponderEliminarHay una literatura de la inmediatez que es válida, Kerouac investigó en ese aspecto para la novela, aunque no es mi favorito. Pero la literatura es mucho más que novela y sospecho que la poesía está mucho más cerca de lo inmediato. Y los blogs son el gran capítulo de la inmediatez literaria.
El acto de escribir también es una experiencia en sí misma e involucra mucho más del pasado y del futuro, en ese largo presente, de lo que podemos concebir (cuando esta noción se vuelve demasiado consciente dejamos de escribir, paralizados).
El arte sólo se hace en la acción, sólo la acción vincula la idea y la materia, sólo la acción vislumbra lo perdido y lo que está por alumbrar. Podemos escribir sobre el pasado pero, durante la escritura, la novela está en el futuro.
Creo que el texto sobre Montevideo, z, lo citó en mi blog, pero sospecho o creo recordar que lo había escrito en otra oportunidad. Montevideo se empecinó y se empecina en ser una ilusión, en ser un texto, y quizá lo sea. Entonces es difícil (no imposible) escribir una novela adentro de lo que, de algún modo, ya está escrito.
Escribí la mía fuera de Montevideo, y aquí hay una clave: la distancia estimula el recuerdo, la asimilación afectiva, y logré alejarme del Gran Texto para escribir el mío. Creo que una buena novela solo puede ser escrita en una ciudad de las grandes, de las vivas, de las despiertas.
La novela es urbana por definición. La imposibilidad de una novela montevideana desde Montevideo revela la imposibilidad de ser una gran ciudad.
Montevideo es poeta insuperable, es buena cuentista y mala novelista. Tengo un largo texto sobre Montevideo, que publiqué en una revista de Buenos Aires, que postearé oportunamente en lomo de burro. Y coincido con Ud. en que Montevideo no es Uruguay. Es Montevideo.
No entendí lo de la primera novela como cobardía y la última como muerte heroica. El uno es uno, es único. Pero esto parece responder a una obsesión suya, zeta.
Si Ud. es Z por una vocación(?) marginal piense que no estará solo nunca. Al lado suyo estará siempre la Y, con quien podrá conversar y enviar mensajes a la X. Y así, durante toda la vida, hasta que su mensaje llegue a la A.
Entonces, una tarde, siente que alguien le toca el otro hombro. Y Ud. se da vuelta. Y es la A, que le dice, "Pero zeta, si estuve acá todo el tiempo!".
Steven Seagal dixit: "La vida tiene un extraño sentido del humor".
Sobre el tilde de la O de Diomedes, no lo corrijo ni se lo corrijo a nadie ni tampoco corrijo cuando dicen Diógenes. Que le digan como quieran. Es un título molesto de alguna forma, la repetición cacofónica del "dio" es tramposa de alguna manera, medio trabalenguas. Esto me encanta. No sé, siento que la novela debe sobreponerse a un título difícil.
Existió un Diomedes López (sin tilde) al que yo conocí cuando él tenía casi ochenta y yo no llegaba a los seis. Es de mis primeros recuerdos, y muy intensos por cierto, y el tipo un gran personaje, pero puedo hablar de esto después.
Una última cosa, z, que no la dijo exactamente en este comment, pero creo que la dice en el post. El autor NO DICE nunca. El autor HACE DECIR. El autor solo puede decir algo en una entrevista. El autor no es el narrador y el narrador no es el protagonista. Estos últimos pueden coincidir o no.
En Adiós Diomedes el autor no coincide con el narrador, pero el narrador coincide con el protagonista. Por supuesto que hay trampas sobre esto para agregarle interés a la cosa y hacerlo inescapablemente verosímil, pero desde Don Quijote hasta acá la literatura no son más que espejos enfrentados a espejos.
En el único género narrativo en que el autor puede coincidir plenamente con el narrador (y con el protagonista) es el ensayo, más bien dicho algún ensayo, por cierto los de Sarmiento y Borges. Ambos son autores y también sus propios personajes. Y esto ellos lo supieron y lo cultivaron muy bien.
Gracias Sil, yo pienso exactamente lo mismo que Ud. Ni más ni menos.
Saludos Zeta. Yo para variar un poco te hablaré de Garcia Lorca. Bueno decirte que yo nací en un pueblo muy cerquita al suyo, en la vega de Granada. He podido ver sus casas, dónde nació, dónde lo arrestaron para luego asesinarlo, he tocado el escritorio dónde compuso sus maravillosas obras, los lugares por dónde paseaba y el terrible lugar dónde lo asesinaron y dónde "se supone que yace su cuerpo"...Yo aprendí a leer leyendo su obra y en mi tierra se respira el aroma a Lorca, en el aire se puede leer su poesía y el agua suena a su música...Es que adoro a Lorca. Perdona por extenderme. Un abrazo desde mi rinconcito!
ResponderEliminarAstllr, sigo sin comprender el valor de una novela única.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que Montevideo y la Novela, no son cosas que se lleven bien. En una época dudé de que Montevideo pudiera ser escenario de una gran novela. Sabe qué? No estoy tan seguro ahora, astllr, pero sospecho, sí, que puede serlo de una sola. Una novela única. Intuyo que escondida entre las obras no escritas hay una, y es La novela montevideana (ve, esta unicidad, aunque también sospechosa, lo admito, sí me parece plausible).
Usualmente, cuando regresaba a Montevideo después de una corta ausencia, me encontraba con la misma ciudad que había dejado. Exactamente igual. Decepcionantemente igual. Tranquilizadoramente.
Esto ha dejado de pasar. Y en las últimas ocasiones he notado pequeñas variaciones. Sutiles. Con una sutileza que adivino perversa.
Algo en el aire.
El autor no coincide con el narrador. Pero tampoco coincide con lo que Eco llama el Autor Modelo, que es el autor que se desprende de la obra. Una entidad que creada exclusivamente a partir de las páginas del libro escrito. Por eso, por lo general, la vida del autor carnal, me genera ruido.
Igualmente existe el Lector Modelo, que es el lector ideal del texto, definido por el texto mismo. E insisto en que si hay alguien para quien está dirigido el texto, y es bueno tenerlo presente. Aunque sea alguien sospechosamente parecido a uno mismo.
Caro! Qué alegría mujer. Hacía tiempo que no tenía noticias tuyas.
Me gustó mucho lo de tocar el escritorio en que trabajó García Lorca. Me tienta decir que los objetos conservan la energía de los seres. Pero, no sé si existen tales cosas. (Pongamos que me refiero a los objetos.)
Tiene razón Seagal. Al principio, sentido del humor me rechinó un poco. Pero seee, es verdad.
Voy a meditar sobre la parábola de las letras que me presenta, astllr. No es vocación marginal. Y además, vea ud, en ese sentido también la A tiene vocación marginal.
Sea como sea voy a mirar por encima del hombro. Ojala esté A.
Una última cosa, Acid, puedo entender perfectamente lo que dice del fuego: se describe mejor cuando quema. Pero ¿se escribe mejor? En cualquier caso eso encierra una filosofía de vida hacia la cual tiendo.
Lo que es verdad es que se percibe mejor cuando quema. Hay que saber hacerlo, y ese acto puede hacer perder la conciencia del fuego. Tal vez escribirlo sea una buena forma de conservar todo. No sé. Tomar notas.
Igual, hay un comentario de Eco, creo que es en las Apostillas al Nombre de la Rosa, y tampoco recuerdo exactamente la cita. Pero la idea es que la esposa le comenta sorprendida, che, Umberto, que bien que te quedó la descripción de la ecpirosis final, con la abadía ardiendo en llamas. Y eso que cuando hacemos un fuego siempre parece que estuvieras en la luna. Me sorprendió que supieras tan bien cómo ardería una iglesia.
No lo sé, pero sí sé perfectamente cómo la hubiera visto un monje medieval.
Hace poco se reeditó Salem's Lot de Stephen King. Cuando la escribió, King se propuso ver si partiendo de Dracula y los EC Comics podía llegar a algo como Moby Dick.
ResponderEliminarEsa es una de las novelas suyas que me gustó. Supongo por una inocencia y una ambición desmedidas. ShoShin.
En el prólogo de esa edición comenta que cuando era joven tenía 200 ideas para una ficcion, o 250 los días buenos. No puedo evitar recordar la sugerencia de Astllr sobre imponer ciertos desapegos a su imaginación prodigiosa. Seguramente la calidad de la obra de King hubiera mejorado muchísimo, no se si las ventas.
La primer novela, la novela única: el secreto es no publicar nada hasta tener escritas todas las novelas que uno quiera escribir. :-)
Eso es muy ingenuo, sokón. La publicación de una obra cambia las obras futuras. Serían otras las obras escritas sin publicar ninguna.
ResponderEliminarIgual, sigo sin ver el beneficio.
Se deberían poder llegar a escribir, quizás, hasta 3 obras memorables, supongo yo.
Pero claro, seguramente para eso hay que escribir 40.
Y publicar al menos 10.
Y cada una de ellas reescribirla mínimo dos veces (además de las correcciones).
Nunca pude ver la segunda parte de Salem's Lot. Siempre me duermo. Y eso que la primera parte está buena.
Igual, que quiere que le diga, sokón, libro de vampiros: Drácula. Es excelente.
Película de vampiros:
From dusk till dawn. Maravilla.
En mi ingenuidad está mi fuerza, Z.
ResponderEliminarIgual no se como es tener una obra publicada, así que en esos temas no me meto.
Algunos escritores le tienen miedo a no tener ideas. Yo a arruinarlas.
Tomo nota de sus números, pero no les creo mucho. Hay algo demasiado obsesivo, mucha retencion anal ahí, si me permite que le diga.
La primer mitad de Drácula es excelente. Todo lo vinculado a Harker yendo a y en el castillo de Drácula es increíble. También Tom Waits haciendo de Rendfield en la versión cinematográfica de Copola.
Película de vampiros: Nosferatu, con Kinski. La escena de la plaza, donde hay procesiones llevando ataúdes que parecen filas de hormigas. Herzog, que hijo de puta!
La mejor novela pulp de vampiros, The Keep, de F. Paul Wilson. Del pulp lo mejor.
Nunca, jamas le creas a un número sokón.
ResponderEliminarY mucho menos a varios.
Salvo, quizás, al uno.
Al dos, tal vez, si querés.
y... ¿qué es retención anal, sokón?
ResponderEliminarMe perdí con tantas discusiones.
ResponderEliminarCoincido, Zeta, con que siempre hay alguien para quién está dirigido el texto.
Pero no encuentro ninguna razón para que un escritor le escriba a alguien sospechosamente parecido a él mismo.
Sokon, estamos todos esperando tu explicación.
Yo le contesto con una condición: si usted me dice por cual de las 40 va y si considera que la suya, la primera de las 10, es una de las 3 memorables.
ResponderEliminarCandelaria, mire que mi proposición iba para Z, no para ud.
ResponderEliminarEn todo caso, si decide intervenir y logra convencerlo de que me conteste ud. también se beneficiará de mi explicación.
Mis verdades son un poco distintas a las de los demás, tienen más corrimiento al rojo.
Está bien, tampoco cambia nada si no contestás, Sokon. Lamento ser yo la que te de la triste noticia. Pero tu explicación no va a pasar a la posteridad. Tus novelas tampoco.
ResponderEliminarPorque por pura humildad no las publicaré, querida Candel.
ResponderEliminarQué pérdida para la humanidad.
ResponderEliminarJejeje. No es para tanto.
ResponderEliminarDetesto la falsa modestia. Y más aún, detesto la modestia a secas.
ResponderEliminarzeta, creo que hay un malentendido. En ningún momento dije que una novela única hace mejor a la novela ni a su autor ni a nadie. Me encantaría haber escrito otra novela, y otra y otra. Pero las cosas son como son y no me inquieta.
ResponderEliminarSobre el lector imaginario o modelo, para mí son miles y recorren mi cabeza y se turnan todo el tiempo según el párrafo, la línea o la palabra, a veces sin poder distinguir unos de otros.
A veces son conocidos, a veces son desconocidos que conozco de nombre, a veces son amigos, a veces son enemigos, a veces son familiares, a veces son muertos y a veces pienso en lectores que me leerán cuando yo esté muerto, son todos y son uno: una cara borrada, con la que hablo como puedo, que ignoro otras. Como dijo un escritor que no recuerdo: “Escribo a los saltos”.
La sutil perversión que ud. adivina cada vez que vuelve a la ciudad yo la veo desde hace tiempo, y la llamo sordidez.
Los montevideanos somos gente muy extraña, zeta, estamos muy lejos del mundo real y en nuestro sueño soñamos que vivimos en ese mundo, y en ese sueño (que construyeron nuestros abuelos bloque sobre bloque) hay calles y edificios y oficinas y cosas así, pero es sólo la apariencia, porque nada de lo que Ud. ve por la calle (y dije NADA) funciona como tal.
El negocio no va a estar abierto, el ómnibus no va a pasar nunca (si pasa no va a parar), el ascensor no va a subir, la llave de luz no va a prender, el vecino no va a saludarlo, la persona que va a visitar no va a estar y no va a avisarle, nadie le contestará los emails, nadie le devolverá las llamadas, incluso se enojarán con Ud. por cosas que nunca sabrá y tendrá enemigos feroces que nunca va a conocer.
Hay resentimiento en esto, hay desconfianza en el semejante y hay voluntad de fracaso. Creo que la sutil perversión que Ud. advierte en Montevideo es como el triunfo de una derrota, por decir así, paradójicamente.
Lamento el bajón, mal día.
ResponderEliminarAstllr, esto que acabás de decir me parece sórdidamente acertado. Y el triunfo de una derrota... se parece mucho, sí, al color del smog montevideano.
ResponderEliminarYa casi no puedo desprenderme de la imagen de un universo urbano dormido. Creo que el shock del primer momento es ese: apenas un paso tras el umbral de la conciencia, una voz dice putamadre, qué mierda pasa acá, este lugar está dormido (maldito?) (no; maldito ya sería algo). Y de ahí a darnos cuenta que si es así (como efectivamente parece que es) la vida que se desarrolla en la ciudad sólo puede ser un sueño, hay un paso elemental.
Hay una película (no recuerdo el nombre) en la que a media noche todas las conciencias se detienen y un grupo de seres hacen modificaciones en la ciudad y reprograman las conciencias. Y por supuesto, hay un individuo que es inmune a estos abracadabras.
No me extrañaría que pasara algo similar acá. Y no sé si estoy aprendiendo a notarlo o si simplemente tomo conciencia de algo que siempre supe.
No hace mucho Cherry me dijo tené cuidado, a veces los lugares cambian, pero a veces parece que cambian, y lo que en realidad cambia de lugar es el hogar de uno, el lugar de uno.
Es verdad que somos gente extraña, astllr; pero sabe qué? algunas veces me gustaría tirarle un cascotazo a la vidriera de enfrente, o abrir la ventana y gritar hasta que esta puta se despierte de una vez. Y capaz que por un instante entreabre los ojos, un ojo; uno solo de cientos de miles que creen dibujarla. Pero sé que es un absurdo. Y, además, un sinsentido. ¿Qué objeto puede tener?
Y, bueno, ya ve, acá tampoco fue un buen día.
Sokón, si va a aclarar aclare de una vez, hombre, por dios.
Y lo que ocurre, Candelaria, es que, a veces, uno siente que escribe para sí mismo. Esto es: un lector muy parecido a uno.
Es algo parecido a una terapia, pero como acto creativo puede funcionar, y muy bien.
(Mi curiosidad, astllr, es sobre las causas del deseo de una novela única en un sentido cardinal.)
La película es Dark City, Z.
ResponderEliminarExacto!! Es esa misma Sokón. Linda película.
ResponderEliminarVio Nightwatch o Daywatch? Evite el chiste fácil, en ninguna aparece Pamela Anderson.
ResponderEliminarSon rusas, mas crudas que hollywood. Muy muy muy interesantes. El protagonista parece Vicentico.
Apliqué un backspace rabioso y reprimí la gracia, sokón. Ahora, ¿rusas? era necesario? por qué se ensaña?
ResponderEliminarLa serial esa que ud. quiere que no le nombre me desconcierta: jamás vi un capítulo, y sin embargo es la serie más vista de la historia de la tv según alguien.
Al principio me gustó saberlo. Pero no sé, qué sé yo...
Sokón, qué voy a saber yo si las vi o no las vi; ni me acordaba el nombre de Dark City (que además la vi tres veces, y en las 3 me atrapó hasta el final, para mí incierto). Yo igual anoto todo lo que ud. recomienda. No en una libretita azul que tengo, sino en un block de papel bien blanco (no-reciclado) que es el paso previo a la libretita azul.
'Según alguien' es un excelente título para algo.
ResponderEliminarPor un momento pensé que iba a decir 'lo que ud. recomienda yo lo anoto en un rollo de papel higiénico, porque así después me lo paso bien por el culo'.
Perdon la ordinariez, pero no puedo evitar que me parezca graciosa la frase.
"El triunfo de una derrota", lindo título para una novela.
ResponderEliminarYo no me quejo. Montevideo no sería Montevideo si no fuera por su culto a la chatura y a la mediocridad. A mi me gusta así. Aunque a veces me pregunto si hay alguna forma de rescatarla o es una ciudad condenada.
me temo que la respuesta es doble, z, está aprendiendo a notarlo y a tomar conciencia de lo que siempre supo de alguna u otra manera. Véalo así (y termino con el capítulo montevideano): Montevideo es una ciudad construida por una civilización y habitada por otra, que no me animo a llamar como tal.
ResponderEliminarA pequeña escala sería como una de esas casas típicas de lujosos zaguanes de mármol que hoy sobreviven ocupadas por intrusos. Y si Ud. se fija bien, la decadencia estaba en el origen de su construcción (he recorrido cientas de ellas): son casas que empiezan adelante portentosas, con escalinatas, lambrices y vitrales, y a medida que uno se interna se van diluyendo en cuartitos ciegos y cocinitas de mierda, ínfimas.
Son casas hechas para aparentar una opulencia (que nadie les pidió). Lujo de la pobreza.
Con respecto a la sordidez, me faltó decir algo que no agrega felicidad a mi visión. Si hay alguna lucidez (nueva quizá) en ese largo sueño, tengo la sospecha de que es puro cinismo, es decir una inteligencia que sólo embrutece.
Hoy saco esa película.
Nosferatu de Herzog es lo más grande que hay, sokon. Kinski sin palabras. A mi me gusta mucho tambien la version original muda, donde el tipo se incorpora del féretro sin doblar el cuerpo.
Tuve la suerte de ver esa versión proyectada en el interior de una iglesia acompañada con música de órgano mientras unas criaturas jorobadas agitaban banderas desechas parados encima de las tumbas de mármol.
Lo de escribir en papel higiénico no está mal, pero no sería la primera vez. Kerouac escribió On the road poniendo un rollo gigante de papel (no higiénico) en el rodillo de la máquina de escribir para no tener que detenerse a cambiar el papel y perder "inmediatez".
siempreestanbuenasestasrecomendaciones; zeta.
ResponderEliminarBuenas a todos!!!
ResponderEliminar(bueno, "casi" todos :D)
Zetita... no nos escribe un post nuevo?
Es que a éste se le aposentó una brumita espesa... vió? Como esa bruma que se estanca sobre la arena húmeda de la playa al amanecer de un día otoñal...
JI! Ahora le toca a usted actualizar!
Besitos!
Ah, Cherry, seguro ud. opina eso porque no ha tenido oportunidad de leer la novela en cuestión. :-)
ResponderEliminarUd. conoce Montevideo? Después de leer las estupendas descripciones que de ella han hecho Z y Astllr, ¿no le resulta a la vez inquietante y atractiva?
Si no se consigue por allá y le interesa, me ofrezco a conseguirle una copia y mandársela.
(Un detalle: en lo personal, adoro la bruma esa de la que habla, la arena, la playa y los días otoñales).
Si te gusta tanto la bruma, venite para Buenos Aires. Apenas se puede respirar. Hace dos días que me pica la garganta y me lloran los ojos y no se si estoy engripada o es el maldito humo.
ResponderEliminarSokon, ni te gastes, Cherry es de esas personas que nació en un pueblucho, vive en un pueblucho y morirá en su pueblucho.
Y que conste que no es una defensa de Asti, que es una muy mala persona.
sokon, vea, la novela en cuestión no la he leído... pero le confieso que estoy leyendo otra novela que habla de Montevideo.
ResponderEliminarDespués de escuchar tanto, sí que me produce curiosidad, hace ya muchos años que no voy a Uruguay y la verdad es que hasta ahora, nunca pasé por Montevideo, siempre el destino eran otros lugares.
No he averiguado todavía si se consigue aquí, pero no se preocupe ya veremos cuando acabe de leer esta como consigo la otra!
Y sí, la bruma de una playa marítima acariciando la arena, es una imagen que me trastorna los sentidos... la humedad espesa que se adhiere a la piel y ese aroma tan particular...
:-D
Yo también estoy por empezar una novela sobre Montevideo, o algo así. Ayer conseguí La llanura de Dotán.
ResponderEliminarYa convencí a mi esposa para leerlo juntos! Esa es una tradición lindísima, que inauguramos justamente con la novela de Astllr. :-)
Jeeee Cuando escriba una novela voy a poner un blog popular para promocionarla. El blog de Z es como ir a almorzando con Mirtha Legrand! Trae suerteeee...
ResponderEliminarNah, es broma, la mejor promoción de estas novelas es que están bien escritas.
saludos!
Bueno, es evidente que si las está regalando, es porque no las compra ni el loro.
ResponderEliminarNah, es broma, etc, etc..
Por cierto, sokon, me gustó mucho su último relato... Chapeau.
ResponderEliminarParecía que no, pero estoy. Y conozco perfectamente la bruma que decís, Envidiosa.
ResponderEliminarAstllr, me voy a copiar todos los comments sobre Montevideo, porque están grosos. Y Circe, a ver cuando escribe esa novela de una vez, que nos tiene esperando hace mas de nueve meses.
Linda tradición esa sokón. No se me había ocurrido.
Le voy a pedir, Cherry, que no me ande empujoneando.
(Ahhh, cómo me pongo cuando me dicen Zetita...!!! me agarra un poco la licantropía)
Pa!!! que mina esta candelaria, hace mucho que no tenes una noche buena, que mala leche, no hay tobul que te venga bien.
ResponderEliminarContra acida cereza, kokon y el que escribe los temas, vieja arranca!! mala onda
ZETA me retó... snif snif snif...
ResponderEliminar(diga la verdad, le gustan mis empujoncitos)
Y sabe qué? Tiene que actualizar!
JUAS!
Bienvenido a su blog de nuevo.....
..................................
..................................
......... Zetita.
Eso de sus empujoncitos... bueno, no, nada, Cherry.
ResponderEliminarY ya mujer! no me diga más zetita. Tengo una reputación que me costó años de mentira para contruir! Vamos.
Tenga ud. un hermoso día.
Licántropo, es usted the seventh son?
No tengo la mas palida idea tio, quien es seventh son, yo leo tu blog porque estan buenas las historias no opino porque soy una bestia, pero este caramelo cande esta pasada que aloje y se consiga alguien que le apague la sed
ResponderEliminarlicantropo es un seventh son de padres consanguíneos
ResponderEliminarno soporto mas el humo
Te estas drogando guacha ahora si la mala onda, cambia la merca asi volas mas cool
ResponderEliminarZ: pensé que yo era el único que cortaba y pegaba cachitos de texto de los comentarios de su blog.
ResponderEliminarEn vista de que tiene presiones inexorables por poner un nuevo post, que tal algo de Roberto Bolaño?
Cherry: Me alegro que le haya gustado, gracias!
licantropo, sos un excelente argumento para legalizar el aborto
ResponderEliminary para cuando Harry Potter, Zeta?
ResponderEliminarMe conoces loca? mi viejo de novietes le dijo a mi mama, che que opinas del aborto, mi mama le pregunto what? si seguis conmigo terminas en eso, despues de 3 abortos quedo preñada lo mando a volar se fue con otro y bueno aca ando, no te enturbies candel ponele onda viejita
ResponderEliminardificil ponerle onda, sos aburrido
ResponderEliminarref. licantropo
ResponderEliminarbrillante, candelaria
Recomiendo el último post de Rodia.
ResponderEliminarCómo canta este hijodeputa, por favor!
Te iba a contestar una puteada, pero el gomia zeta no se merece que le pudra el blog, vos ya haces un buen trabajo.
ResponderEliminarEstás equivocado. Zeta tiene el honor de contar con mi presencia en su blog. Tiene que agradecer a los dioses y cuidar que no me aburra.
ResponderEliminarQue agrandada y pillada, no tenes vos el honor de estar en su blog, porteña agrandada tenias que ser
ResponderEliminarBueno, listo.
ResponderEliminarSuficiente.
oketa don, sigo leyendo y no jodo
ResponderEliminarLos invito a pasar a pelearse al post nuevo, si gustan.
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