domingo, 26 de abril de 2009

Voi ch'entrate


Un escrito
r había hecho un pacto con el diablo o al menos eso decía él. Y el diablo iba a buscarlo o se hacía ir a buscar camuflado de muhacha hermosa. El pacto era que como escritor seguiría siendo un fracasado, tanto en el presente como en el más allá, pero en compensación habría podido desahogarse sexualmente con el diablo. El escritor podía llamar por teléfono al diablo a cualquer hora de la noche o del día; después se presentaba en la dirección que éste le daba luego de lo cual venía el desahogo sexual, que en general era bastante apasionado, porque la bellezas particulares del diablo eran el pensamiento obsesionante del escritor, que por esto nunca encontraba paz.

El diablo tenía varios números de teléfono; el escritor los buscaba en un boletín de anuncios económicos que recibía gratuitamente los lunes; y los números correspondían a nombres de fantasía, siempre distintos, que o excitaban mucho: Irma, Blanca, Mercedes, Ramona, Patricia, y frases como: Patricia te espera de las catorce a las veintiuna; o bien: mi nombre es Sabrina, soy bellísima; mi nombre es Ramona, estoy sola, llámame.

El diablo lo recibía a veces dotado, por ejemplo, de un trasero magnífico; a veces con tacos altos que el escritor adoraba y besaba. A veces tenía las piernas de una actriz de cine, tersas, delicadas. A veces era una negra mulata de Río de Janeiro; o una menor de edad que sabía usar la pimienta y el azúcar; o una palidísima y bellísima austríaca que, por ejemplo, hablaba sólo austríaco y por lo tanto conversaban poco; el escritor las examinaba por todas partes, adelante y atrás, tocaba las novedades y ciertas genialies delicias infernales; aspiraba el perfume pervertido del sexo, buscaba un indicio de cola oculto entre los glúteos y el hueso sacro. Y allí, durante el examen, se le calentaba tanto la cabeza, por ejemplo, por el vello rubio o la humedad subyacente, que se montaba inmediatamente sobre el diablo y se desahogaba con fuerza y a toda velocidad.

Naturalmente volvía a casa y decía: soy un fracasado; voy a morir como cualquier piojo resucitado y no viviré eternamente como Dante Alighieri.

Según el pacto el diablo se sometía a la manifestación sexual sin importar cuáles fueran las ganas del escritor, por lo que se entrelazaban incluso boca abajo, o en el auto, en pocos minutos, o en el ascensor, o bien el diablo hacía el espectáculo vestido de cuero y el escritor lo azotaba y gritaba; lo hacía orinar para poder mirar, si así lo sugería su femenina apariencia. Después el escritor dejaba dinero, porque eso formaba parte del goce sexual. Ese dinero después le era restituido a través de un pretendido editor, para el que cada semana describía detalladamente las relaciones exuales que había tenido con el diablo y las modalidades exactas en que lo había montado.

El editor en realidad era el administrador del diablo e imprimía el boletín del lunes con los anuncios económicos, en lo que, entre otras cosas, publicaba también los escritos sexuales del escritor fracasado. Es por esos escritos que éste se podía todavía definir como escritor; pero para hacerlos no se esforzaba nada, como en cambio había hecho durante toda su vida Dante Alighieri; mejor dicho, el escritor, cada vez que escribía, gozaba, cosa que no se puede decir de Dante Alighieri.

«Los escritores inútiles»
Ermanno Cavazzoni

16 comentarios:

  1. muy bueno!

    ya le pasé el link a Nick Carter; estoy seguro que este cuento será de su gusto

    muy linda la ilustración también

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  2. Gracias, sokón. La verdad es que tiene partes très jolies. Cada uno eligirá la que más le gusta, je.
    Según su sensibildad literaria.
    Estoy seguro que ya eligió usted alguna.

    Lo que no me gusta es al principio que dice: «Un escritor había hecho un pacto con el diablo o al menos eso decía él». Hallo que el segundo término de la disyuntiva huelga.

    Ya veremos qué opina Carter.

    Ermanno Cavazzoni es buen ombre para el autor de este cuento.

    Tres jolies también. Sokón M y las Tres Jolies. Algo así como Estela Raval y los Cinco latinos.

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  3. de a ratos me recordó a Dolina.

    (ahora, el diablo es el gallito luis? porque el clásico "olvidá tu tabú, con la travesti marú" Me parece de lo más demoníaco)

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  4. como aprendí viendo 'todo sobre mi madre', en españa le llaman rabo al falo (en particular, en esa película, al falo de un travesti)

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  5. Hay escritores inútiles? La mera distinción entre útil e inútil no contribuye a una mejor literatura.

    No sé si lo dice el texto, por lo que entiendo dice que habría una literatura mejor que no pasaría por ningún filtro y que el dinero a cambio de escribir sería algo muy feo. En ambos casos se trata de supersticiones.

    El dinero no degrada a un buen escritor.

    Luego dice que, aparentemente, Dante Alighieri no obtenía placer durante su escritura. El placer se puede obtener en tantos momentos del escribir... Escribir no es sólo mover el lápiz.

    Algo adolescente el texto. La literatura erótica no es un "extremo liberado" de la literatura.

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  6. Si, si. Es bien adolescente.

    Que es un extremo liberado de la literatura, astllr?

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  7. Juas. Los clasificados erótico son una rama riquísima de la literatura, Circe.
    Ardiente y simpática Yanet 105 de cola apto privado.
    Volvió porteña bonita, promo amigos $500.
    ¿Cómo son los avisos allá en el interior?

    «Los escritores inútiles», astllr, no es el tíulo de este relato en particular, sino del libro que contiene 49 capítulos (este es el 32) y 7 lecciones especiales.

    Dice Cavazzoni al comienzo, a modo de guía y advertencia:
    Quien quiera convertirse en un escritor inútil no tiene más que ejercitarse. Se recomienda el ejercicio de los pecados, que son siete; hay que insistir e cada uno de ellos hasta que de pronto se obtiene una nueva visión y uno se queda allí mudo, blando e incapaz de todo.Pero advierte que tampoco es fácil volverse inútil, a menos que la vida acuda a colaborar, a través de sus eventualidades. Estas eventualidades son, también, siete al igual que los pecados:

    -las escuelas que se frencuentan
    -las familias por las que se es adoptado
    -las vejaciones sufridas
    -las esperanzas que se esfuman
    -los fantasmas ue vienen de visita
    - los vagabundos que se termina por ser
    -las demencias de las que nadie se salva
    (con un evidente orden cronológico)

    Los 49 capítulos del libro resultan de la combinación de cada una de estas 7 eventualidades con los 7 pecados (lujuria, gula, avaricia, pereza, envidia, ira y soberbia).

    El capítulo que publiqué correponde a la eventualidad de las esperanzas que se esfuman, asociado al pecado de la lujuria.

    En general, más que adolescente (para mí no es adolescente en lo más mínimo; veo una madurez, y hasta una madurez cansada detrás de este texto) es caricaturesco. Consigue hacer reflexionar sobre algunas eventualidades del mundo de la literatura que acechan con frecuencia al escritor.

    Por momentos es divertido. Por momentos es tedioso, más que nada porque se repite un poco el mismo esquema en varios relatos. Yo tengo un conjunto de textos en los que he tenido que plantearme este mismo tema. Aún no lo he resuelto. Algunos de estos textos están publicados en el blog con la etiqueta «Mitos de El Prado».

    Supongo que detrás de todo esto están «Las ciudades invisibles» de Italo Calvino. Un libro impresionante que parece tan fácil en su sencillez, y basta ponerse a intentar algo similar para ver lo arduo que se torna.

    ¿Qué es un extremo liberado, astllr?
    Me lo imagino como la punta de un cable chisporroteando y saltando de un lado para el otro...

    Sokón: ¿le gustó a Nick Carter, al final?

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  8. ¿Hay alguno de esos 49 capítulos que trate el asunto de la necesidad de vivir de la literatura, de pensar que el pago de dinero es una forma decente, productiva y saludable de vivir de la literatura y que quizá, a lo mejor, hasta le pueda hacer bien a la literatura?

    Desconfío de las obras con estructuras complejas y cálculos numerológicos obvios y explícitos, refucilos y encandilamientos formales para disimular la falta de algo que decir, no sé si será el caso.

    Por extremo liberado me refiero a la superstición de pensar que la forma ideal de una escritura consiste en escribir la primera pavada que se me ocurre por obra de una supuesta mágica inspiración que luego no atraviesa ninguna forma de lectura posterior ni de edición y que se considera bueno simplemente porque se me ocurrió a mí.

    Las ciudades invisibles es uno de mis favoritos, pero como repetición y variación de un tema me gustan mucho los evangelios. Es cierto, la repetición es un procedimiento delicado que puede volverse muy arduo, me figuro que se trata de procedimientos para afirmar mitos, en su caso, el prado.

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  9. El texto hace referencia a la creencia de que escribir debe ser una tarea difícil y engorrosa. No puede ser fácil como cagar, dijera alguien que yo conozco.

    Pero ud. deberá coincidir conmigo en que en el momento que uno la precisa, la práctica de cualquier oficio u arte debe operar sola e inconcientemente sobre los actos.

    Entonces, el proceso de escribir en sí mismo no tiene por qué ser más dificultoso que otros.

    La dificultad, si existe, radica en la preparación del momento de sentarse con el lapiz y el papel, que es solamente la punta del iceberg.

    Dicen que los pintores japoneses jamás usan modelos en el momento de pintar. Por ejemplo, si un artista quiere pintar un pájaro va al campo, se sienta bajo un árbol y observa los pájaros. Luego vuelve a su casa, donde se encierra y pinta al pájaro. Este es el sentido que yo leo en su frase 'el universo está en nosotros'.

    En un tema relacionado, yo estoy cansado de esa madurez cansada y displicente. La cual, quizá convenga conmigo, es tan frecuente en los adolescentes.

    El capítulo no es sobre las esperanzas que se esfuman, mas bien es sobre la incapacidad para ver las esperanzas realizadas, no le parece?

    Si, si. Nick Carter me hizo saber que le gustó. Pero como todo gigoló es un hombre muy ocupado y supongo que por eso no ha tenido tiempo de hacer el comentario él mismo.

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  10. astllr: sería edificante leer algo así, sobre una sociedad donde el pago de dinero es una forma decente y saludable de vivir de la literatura!

    z: me gustaría si me pudiera aclarar algo. la adolescencia en la actitud del personaje (la que yo objeto) no existe en el autor (ideal) del cuento. ud. que opina?

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  11. Eeeso es exactamente lo que digo sokóncito: no hay adolescencia en el autor del texto; y, como muy bien distigue ud, es probable que sí en el personaje.

    Eso de los chinos que pintan me gusta. Una vuelta me dijeron no escribas cuando una mina te deja. Permanecé atento a todo lo que sentís ves o escuchas. Porque cuando algún día, mucho tiempo después, estés escribiendo sobre otra cosa, vas a necesitar esos sentimientos.

    Con respecto a vivir de la literatura... mmmmmmm... no sé si es bueno o no. Que paguen por escribir no quiere decir nada. Es, a duras penas, un sofisma. A muy duras penas, porque ni apariencia de silogismo hay. Parece que quiere decir algo porque se está omitiendo la parte central (e inconcientemente cada uno la rellena como mejor le parece): qué es literatura.

    Obviamente si se le va a pagar a alguien para que cree literatura, hay que definir qué es literatura.

    O bien algún comité de críticos evaluaría cada obra y se vería si entra en la categoría de Literatura, para determinar si el autor puede seguir percibiendo su salario.
    Esto más o menos ya pasa cuando se convoca a premios literarios.

    O bien un conjunto de lectores sin especialiación, de público en general, sería el encargado de juzgar la literaturidad de la obra.
    Esto más o menos ya pasa cuando se publica una obra y se pone a la venta.

    La obra astllr habla, sí, sobre la necesidad de vivir de la literatura, y no solamente en el sentido de cobrar un emolumento por ello. El pensamiento de vivir (monetariamente) de la literatura no creo que sea decente ni indecente, pero sí adolescente.

    Al final, la realidad se ha mostrado más razonable que ese idealismo, y se puede vivir de la literatura de muchas formas: editando libros, distribuyendo libros, enseñando literatura, poniendo talleres literarios, haciendo correcciones. O si prefiere, dando charlas, conferencias. Y, demás, puede escribir!
    Si tiene suerte, puede meter un superéxito y va a ganar mucho dinero.

    Estoy de acuerdo, astllr, en que la espontáneidad no tiene valor alguno en la literatura. ¿Qué tiene en mente al mencionar el asunto?

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  12. Seta, sabe que después de leer y releer el texto varias veces, me queda la duda,

    ¿El diablo es nena, es gay, ó no es ni nena ni gay pero le gusta que le den matraca de atrás? ¿Qué gana el diablo con todo esto -además de las vehementes descargas excretadas por escritor-? ¿Lo hace por dinero?¿Goza? ¿Finge?

    Otra cosa que no me cierra, es que el tipo -el escritor- se hace el fracasado, pero, le da por el orto al diablo, cosa que ningún escritor que yo conozca ha hecho o hace -… ¿no?, ¿z? -. Un escritor así, cuando menos acaba -el escritor, del diablo el texto no dice nada- de darle un sentido completamente nuevo al remanido proverbio aquel de "Cuando el diablo mete la cola..."… es porque gusta del embutido de campaña. En todo caso, está claro que no estamos hablando de un escritor de poca monta.

    Lo cual, a su vez, me hace pensar –vio que una cosa lleva a la otra- que cuando las sagradas escrituras hablan de lucifer y lo pintan como el ángel más hermoso, en realidad están queriendo decir que era medio maraca y que le gustaban la lentejuelas, el rouge y los tacos altos… ¿será por eso que Dios lo desalojó de los ámbitos celestiales? Mmm, no sé. Como le dije, me queda la duda. ¿Cuánto me dijo que cobra el diablo?

    P.D.: “He de retractarme…” – dijo el diablo.

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  13. Ahhh Pélerin, las motivaciones del diablo son un misterio.
    Se tiene la idea que el infierno está en un statu quo eterno. Que las huestes satánicas no hacen más que seguir su naturaleza.
    ¿Pero no habrá algún plan vinculado a la continuación de esa guerra primordial a raíz de la cual fue echado de la casa de su Padre?

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  14. En este caso, hablando siempre del diablo -y de le vienen masticando el aro con fruición-, más que un statu quo viene a ser un statu culo.

    Bien bufanda que salió el escribidor este, y bien pirata también. Porque el cuento ese del pacto con el diablo como excusa para ir a revolcarse por ahi, me hace acordar a aquel que se convertía en lobizón para irse de bowling con los amigos.



    - ¿Adonde lo llevo, amigo?
    - Al bar de Moe!

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  15. Juas.
    ¿Se acuerda de esto?

    Ahora, digo, con esas cosas que dice, ¿no le da miedo que el diablo, cansado y dolorido de tanto pactar, decida amancebarse en su persona, pelerin?

    (Al bar de Moe! es buenísimo)

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  16. ¡Patada en la cara!
    Ah, esas noches de cartas, cigarro, y alcohol. Se me va a piantar un lagrimón, zeta.

    A mi no me da miedo, porque el diablo se amaceba a si mismo, y además no creo que se ofenda, si pacta, será porque le gusta.

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Si la curiosité t'amene ici, va-t-en! Il en est temps encore.