viernes, 16 de mayo de 2008

Como llegar a ser un Gran Escritor

De las lenguas marginales, los panfletos y los clichés.
Consejos prácticos para alcanzar el éxito literario.

Figúrese que usted es escritor. Figúrese que si bien ha escrito un montoncito de cuentos, dos novelas, poemas que tiene más o menos recopilados por allí, que a pesar de haber publicado algo en internet, usted aún siente que quiere llegar a ser un escritor.

Aprovechemos un breve paréntesis, que los editores de este artículo le otorgan gentilmente, para darle el tiempo necesario para que pueda usted figurarse todo lo ya dicho, y utilicémoslo para preguntarnos por qué todo el mundo, hoy, quiere ser escritor. Cantante; actor; ¿pintor?. O algo así. Pero mientras nosotros charlamos de estas cosas, usted haga el esfuerzo, vamos.

Atrás quedaron los años de los médicos, los abogados. Atrás van quedando las modernas épocas de la informática (hoy no es necesario estudiar para saber informática).
Los que no quieren dedicarse a ninguna de las actividades mencionadas, desean ser cineastas, cheffs, catadores, nigromantes, sommelliers (!).
No faltarán quienes afirmen que esto es porque hoy nadie quiere trabajar. Venga, que todos buscan la fama express y el dinero sin madrugones, y que estas profesiones son en verdad pura jarana. ¿Qué nos hemos vuelto unos amantes del arte? ¡Qué va! Si hoy no se publica arte, no se escucha arte, no se pinta arte, no se filma arte.

Pero usted, que ya al final de este paréntesis habrá logrado casi –si no es así debe apurar el esfuerzo –figurarse todo lo que le pedíamos en el primer párrafo; usted, que desea llegar a ser un escritor, entonces, ya sabe que no es así. Ser escritor es muy ingrato. Cuánto más placentero resulta echarse hacia atrás en el sillón mullido del estudio, o mejor de la sala, y repatingarse sobre un taburete, bajo el calor de la lámpara sin más preocupación que perderse en las arenas lejanas del Sájara, o visitar los salones de la renovación aristocrática de la Francia del XIX; incluso internarse en la incómoda humedad de la selva congolesa. Y si es más moderno quizás corra por su vida tras la pista de un secreto oculto por siglos; o decenios.

Y, sin embargo, eso que parece el paraíso de Adán, ese maná que es todos los mundos y todos los sabores, no le es suficiente. Al igual que el antiguo pueblo migratorio, usted es capaz de reconocer que ser un lector agradecido, es lo máximo, y a un tiempo comprobar que no le alcanza. Que usted a su vez tiene que escribir.

Al comienzo puede que solo se deba a que siente que puede hacerlo tan bien como el escritor que está leyendo en ese momento. Y además sería bueno escribir un libro.
Tener fama y dinero, como él. Atraer sin esfuerzo al sexo opuesto. O al que sea de su preferencia, que no vamos a ocultar, ya bastante entrado el XXI, que es una prerrogativa del arte ir contra natura. Atraer a todos, vamos.

Y una vez que la máquina se echa a andar, pues ya se sabe. Ud. se convierte en un Midas mediático. Cobra por aparecer de panelista, le pagan por decir qué whisky prefiere. Le ofrecerán dinero por reseñar libros en un único párrafo que se incluirá en la solapa, o en la contratapa, o llegado el caso –y aquí estaría casi en el pináculo de la humanidad –en la portada; el párrafo cualificativo, y su nombre, todo ello más grande que el del autor, compitiendo tête-a-tête con el título reseñado.

Pero espere un momento, ¿Ud. no se ha figurado aún lo que se le solicitó? Vamos, que el tiempo apremia y tenemos un espacio limitado a 10.000 caracteres, máximo. Se puede reducir la fuente, pero hay que convencer al diseñador, y eso no se lo aconsejo, amigo. Así que manos a la obra. Lea el primer párrafo de nuevo y póngase en papel. O eso, o márchese y déjenos a quienes lo hemos intentado.

Bien, se queda. Entonces figúrese que quiere ser escritor.

Recuérdelo, Ud. tiene ya algunas escrituras por allí; pero quiere ser Escritor. Y lo está intentando. Aproveche este tiempo final para intentarlo de veras. Escriba. ¿Sobre qué? ¿De qué forma? Apáñeselas.

Mientras tanto, sigamos Ud, que ya es Escritor, y yo, por supuesto, que también lo soy, charlando otro rato. Y puestos a soñar, ¿qué le parece una película? ¡No! No una subvencionada por el Municipio. Una película de verdad; de Hollywood, con toda la propaganda y el sensacionalismo que Ud. y yo merecemos. Como no. El non plus ultra del Midas rechoncho en que os habéis convertido. Otros trabajan y tú cobras.

Permíteme un consejo (los años –y el éxito –son buenos maestros): no te muestres complacido. Todos saben que estás encantado con que se ruede la película. No es necesario que lo manifiestes. Es de uso, por el contrario, que tomes distancia. “Es la obra del director, no la mía”, es una buena frase que se debería tener siempre presente.


Bien; el tiempo se ha agotado. ¿Ya eres escritor? Seguro que sí. A ver déjame ver. Mmmmmmh… la ventana… fauces siniestras… mmmh
Bueno, lo has intentado. Eso es lo importante. Y has descubierto que no era tan fácil como parecía mientras leías.

Olvídalo. Es demasiado tarde para regresar. Ahora estás obligado a ser escritor y no tienes alternativa. De verdad quieres contar cosas. Llegado hasta aquí te das cuenta de que escribes para otro (no, no dije para el orto), no para ti, como decías hasta hace unas líneas. Escribes para otros. Comienzas a intuir que ni siquiera para un público genérico, sino para uno o dos lectores muy concretos (aunque no por eso conocidos tuyos). Con el tiempo, con el esfuerzo que has puesto intentando ser escritor, tu lector ha pasado de ser esa amiga, esa novia, ese hermano, a otros lectores, igual de concretos, pero totalmente desconocidos. Cabezas de grupo de conjuntos innumerados de lectores, representantes de legiones. Y aún así, especialmente así, te resulta muy arduo llegar a ser escritor.

No negarás que existen pasajes que te devuelven la fe; momentos, temprano en la mañana, cuando has olvidado que afuera aún está oscuro (o no, porque en realidad no lo sabes ni te importa) y ves el vapor del té elevarse frente a la lámpara del escritorio; instantes en que eres apenas consciente de ti en un segundo plano, y sientes que sí, que lo lograrás.

Pero también están las dudas. Las dudas que antes no tenías y que son tan terribles que te hacen olvidar de los momentos en que crees.

Bien, amigo. Ya eres un escritor. Sí, lo has conseguido. ¿Que no te lo crees? Pero si está clarísimo. Cuando leas verás esa escena tan real, o caerás bajo el embrujo visceral de una adjetivación precisa; te fascinarás con la poesía sugerente de la prosa. Y enseguida estarás a punto de cerrar el libro mordido por la indignación. Qué odio puede despertar que alguien escriba tan bien. Si es lo que tú pensabas escribir, sólo que no habías acabado de definir la forma; y se te han adelantado como si hubieran cableado tu casa con micrófonos.

Bueno, ya lo ves. Eres escritor y allí está, como testimonio, ese arranque de celos. Celos, como los que han sentido todos los escritores famosos.

Bienvenido.

No, deja lo de la película de lado. Ahora hay que trabajar.
Al tiempo, cuando tu ira haya retrocedido en uno de sus movimientos marinos, al igual que esas olas que lamen la orilla una y otra vez, verás que la obra que leías era muy buena. Y que podría ser instructiva si sabes cómo usarla. Analizas algunos pasajes; allí hay un clima que se puede utilizar para alguno de tus relatos. Comienzas a aprender, y con el tiempo la marea de los celos va a disminuir.

Sin embargo, una nueva puerta está a punto de cerrarse. Si no regresas ahora, puede que no tengas más oportunidad de hacerlo.

Amigo, estás a punto de inmolar tu candidez de lector dócil en aras de la escritura. Date por advertido, pues no habrá lugar a reclamos. No pasaran muchos libros hasta que seas consciente de que lees de otra forma. Analizas las palabras, desarmas las frases para descubrir qué fue lo que te provocó esa súbita emoción, o por qué artilugio el autor te mantuvo urgido durante todo el capítulo.

Y si persistes en tu empeño insano, en tu énfasis tozudo por ser escritor, acabarás descubriendo nada más a la primera lectura, los dobladillos del texto, las costuras de los reveses. Las necesidades y las soluciones. Te será casi imposible no descubrir las huellas de las herramientas de corte, o el color más oscuro de los remiendos y agregados. Y entonces, ya no podrás volver. Repite, entonces, frente al espejo, ¿pude acaso alguna vez volver? Eso ayuda.

Nada, colega, veo que sigues empeñado. Que no te alcanza con lo que has sacrificado ni con lo que has obtenido a cambio. Pues tú quieres ser: Escritor. ESCRITOR. Entonces, hay dos caminos para ti.

Puedes escoger una lengua marginal. Puede ser el catalán, o el húngaro; pero te desaconsejo el aimará, el quechua, el malgache; cuanto mucho el guaraní. Pero eso ya es un riesgo. Lo importante al elegir tu nueva lengua es que no sea hablada por un gran número de personas, aunque tan importante, o quizás más, es que sea la lengua de un estado con solvencia económica.

Esta estrategia apunta a reducir la competencia. Entrégate a este camino con la pasión con que te has dado al primer amor y con el desapego con que has abrazado al penúltimo. Que sea tu lengua natal. Y escribe, pues si eres bueno no pasarán dos inviernos hasta que, beneficiado por la reducida competencia, tu nombre comience a recorrer los círculos culturales, tu seudónimo –el que has de decorar con más sabor local, que se yo, por ejemplo Joan– ostentará en las puntas de lenguas esnobistas de quienes jamás te han leído. Parece que debió irse de su país por persecuciones ideológicas, dirán. Y ha elegido nuestra tierra por el sonido de la lengua y el don de gentes de nuestras gentes.

Y tú te mantendrás en un rincón apartado que irá iluminándose con las miradas que se sumarán, como luces titilando al otro lado de la bahía, alargándose hasta ti sobre el vaivén del agua pesada del puerto.

No te será difícil ganar un premio literario, con tan poca competencia y con la fama que ha ido adhiriéndose a tu seudónimo, que lo es en un sentido más dramático que los alias, pues es un seudónimo de tu persona ya que tu nombre extranjero delata tu identidad más que tu foto. Foto que sólo ha salido una vez en una revista hebdomadaria y de corto tiraje, con el pelo hacia atrás como nunca lo llevas y una sonrisa inexperta de quien aún no ha descubierto que eso de retratarse es un juego muy parecido a la mancha hielo con la que pasaban volando los recreos en el patio de la escuela. Que si te tocaban debías permanecer inmóvil hasta que el click de la cámara te hubiera robado el alma: pero una falsa, impostada, efímera y perpetuada.

Y como no lo sabías saliste con la pose de quien está esperando que lo retraten, aunque igual esa foto no la ha visto nadie. Debes recordar, sin embargo, que tu mundo se ha reducido. Tú lo has buscado así intentando que tu talento –bueno, tal vez no era tanto– prevaleciera entre un número menor de oponentes. Ahora, entonces, debes recordar que muy poca gente puede llegar a ser todo el mundo.

Tranquilo. De todas formas vas a ganar ese premio. Y te irás transformando en la esperanza de tu generación de escritores en húngaro o en catalán.

Pero, ese no era el objetivo principal, que viene ahora, y que te catapultará hacia algún lado. Alguna editorial en castellano, o en inglés, o en francés, (¿o en mandarín?) se sentirá atraída hacia ti por el renombre y el respeto que te tienen tus paisanos y te traducirá.

Y entonces ocurrirán dos milagros: por un lado, tu texto se beneficiará con una nueva corrección, ¡qué digo!, con una nueva reescritura que lo embellecerá y lo hará disfrutable para los hablantes de esta nueva lengua. Pues al fin de cuentas la editorial lo querrá vender (y tú también). Se corregirán algunas imperfecciones estructurales rearmando párrafos enteros; tú también puedes meter cuchara si quieres, pero no es necesario. Ten presente que el traductor es también un escritor y que tiene además, como punto de partida para su trabajo, no ya un cúmulo de impulsos viscerales, como tenías tú cuando partiste de una idea que fue tomando forma a través de otros libros, leídos o comentados al pasar en el café, mientras esperabas que anocheciera para pedirte un whisky. Él tiene tu obra, un texto premiado, como punto de partida, como materia prima. No necesita escarbar como tú, desgarrándote trozos de uñas contra la tierra para arrancar piedras que, intuyes, esconden en su tosquedad una belleza cristalina inestimable. Él tiene ya el topacio abierto al cielo, listo para ser trabajado. Es el artesano que va a dar forma, y valor comercial a la alhaja, y tú eres el minero.

Acéptalo. Acabarás amando a tu traductor, sabrá adjetivar mejor que tú, quitará peso cuando la estructura se combe demasiado, y lo dejará caer como al descuido en donde tu pluma haya pasado con mucha ansiedad.

Con tanta apacible satisfacción te has olvidado de que te anuncié dos milagros a partir de tu traducción. Bien: el primer es el embellecimiento de tu obra. Segundo: todas las imperfecciones o discrepancias de gusto, totalmente personales, no serán imputadas al agudo narrador que tú eres, sino a la impericia o desidia del traductor. ¿Cómo traducir la belleza de tus imágenes, el peso preciso de cada adjetivo, la contundencia que tiene cada objeto de los que enumeras en esa casa de verano adonde el protagonista ha ingresado una mañana en forma imprevista mientras su cónyuge aún duerme en la habitación de hotel en la que aún no ha amanecido debido a las gruesas cortinas beige, mientras él salías a correr? Imposible traducir el juego de evocaciones que conjuran tus palabras desgranadas al final del relato. ¡Ah! Sólo es posible imaginar el goce que colmó a los afortunados que pudieron leerte en tu lengua original. Algunos se plantearán tomar clases de idiomas para leerte.

Pero no te asustes. No lo van a hacer en verdad. Es como cuando dices el año que viene voy a renunciar a la oficina y a poner mi propio negocio y no sabes muy bien qué beneficio obtendrás y de mañana será no madrugar y luego en el almuerzo, comer tranquilo en tu casa mirando la tele, y por la noche te das cuenta que te acostarías a la hora que te plazca e incluso en los apuros sexuales estarías más entregado al momento pues no tendrías siempre el pensamiento de fondo de que al otro día, o en el mejor de los casos el lunes, tendrás que soportar al acomodado de tu jefe.

No van a aprender tu lengua marginal, descuida.

Puede pasar, incluso, que tu obra sea traducida a tu propia lengua materna. Y te llamarán para colaborar en la traducción. Va a ser una tarea desagradable. Por primera vez vas a ver tu obra al desnudo, sin los fuegos de artificio que otros lenguajes encienden alrededor de las tres o cuatro ideas ya usadas que has convocado con el mismo esfuerzo con que el cura del pueblo congrega a su mermada feligresía y algunas veces hasta siente culpa, porque es consciente de que las presiones que aplica podrían ser denominadas extorsivas por el abogado del pueblo. Y al final de cuentas ni el cielo ni el infierno están allí para que él amenace a los pocos fieles que aún dudan a la hora de quedarse en sus casas los domingos, personas mayores que han ido a la misa toda su vida, prácticamente, porque para qué contar aquellos años de impiedad, que después de todo quién no los ha tenido. Personas mayores a quienes parece imprudente arriesgar el patrimonio eterno que puedan haberse ganado a lo largo de la vida, justo en estos años, que nunca se sabe.

Tu obra no será una buena traducción, pero no deberías preocuparte porque de todas formas ningún lector en tu lengua tendrá simpatía hacia un apátrida como tú que deja atrás la voz en que aprendió a pensar, a sentir, a amar, a putear y a cojer, para escribir en una idioma que naide entiendes. No tendrías ninguna posibilidad ni aunque fuera una buena obra, así que, no deberías preocuparte tanto.

De todas formas, si quieres evitar esta denigración de tu persona y este cuestionamiento de tu honor y tu lealtad a la lengua, o simplemente si no se te dan los idiomas; si no quieres pasarte a una lengua marginal estándar, puedes optar por alguna de las alternativas de bajo costo que enseguida te diré.

Y para que refrenes esa ansiedad que se te escapa por los ojillos, te advierto antes que nada que no esperes los mismos resultados. Son opciones económicas. De mala calidad. Pero quizás es cuanto puedas pagar.

Bien, sin mudar tu lengua, puedes igualmente escoger un lenguaje marginal, y volverte un escritor panfletario. Debes hablarle a sectores que se sientan marginados (hay una variante bastante agradable de esta estrategia, y es escoger al público opuesto, es decir, que se sienta superior, y entonces te transformarás en un escritor de culto; no hay gran diferencia porque en el fondo este público también está formado por automarginados, sólo que no quieren verlo, o intentan disfrutarlo).

Siendo un escritor panfletario te irá bien. Pero debes cuidar que todas tus obras trasunten un contenido ideológico acorde a la marginalidad que hayas escogido. Así, siempre deberás hablar de indígenas desplazados por culturas imperiales, o de razas perseguidas, o de ciertas preferencias drogosexuales que al parecer conforman todo un estilo de vida.

Recuerda: el arte del escritor panfletario está más ligado a su persona que a su obra y en consecuencia debe él mismo ser panfleto, volverse proclama, grito en la desastrada urbanización. Ha de ser sacerdote, escritor sacro de algún misticismo perdido. Cada uno de sus actos debe ser acorde a sus denuncias. Por eso, ha de ser muy cuidadoso al escoger la marginalidad del que habrá de vivir, pues deberá ser él mismo un cuasimarginal.

Te prometí dos opciones de bajo costo; no lo olvido. En cuanto a la segunda opción, algunos investigadores de la ciencia literaria que se ha desarrollado casi por fuerza en esta época en que lo que no es ciencia es ignorancia o es residuo de superstición, han llamado la atención acerca de una lengua encerrada en todas las lenguas (nadie ha demostrada hasta la fecha esta última aseveración), cuya aplicación a la literatura suele tener una rentabilidad interesante. Se trata del cliché. De la utilización generalizada de escenas, diálogos, argumentos, giros, registros, todos ellos prefabricados. Escribir en cliché es como importar las diferentes partes de tu novela, y colocarlas cada una en su sitio. Y está listo. Incluso existen clichés para saber de qué forma amalgamar los clichés (se llaman Manuales de Estilo), de manera que todo lo que tú tienes que hacer es poner esa sonrisa misteriosa para la foto de la solapa. Del resto, puede ocuparse un autómata.

La mayor parte de las obras más populares son clichés. Existe, en círculos académicos, una asociación casi unívoca entre novela popular y cliché. El público masivo disfruta enormemente con situaciones y hasta personajes que ya le son conocidos. Con desenlaces que no tienen ningún misterio desde el comienzo mismo de la historia, salvo –y hasta ahí nomás– la forma en que se van a alcanzar. Ya sabe que los héroes van a triunfar, que la pareja podrá encontrarse al final. Se sabe que el villano pagará por su iniquidad. El universo está orquestado con una ingeniería mecánica y previsible. Eso da paz. Sosiega al lector que vive en la incertidumbre diaria. Incertidumbre por el dinero que necesita para subsistir y cumplir sus anhelos más antiguos; por la enfermedad que se asoma a la vuelta e la esquina como una guadaña traicionera, y hasta por los vaivenes amatorios y románticos. Es bueno que el artista traiga paz a sus corazones.

Hay varias formas y grados de cliché. Lo que sí debes saber para escribir de esta forma –y te lo digo porque sé que eres un haragán, de lo contrario no hubieras llegado hasta aquí, y estarías trabajando en tus textos– es que un solo cliché tiene el efecto contrario al que comentábamos: desluce y aja por completo tu obra. Si vas a escribir en cliché tienes que acumular gran cantidad de ellos. Es la única forma de lidiar con ellos. Es la forma correcta del cliché.

Hace poco tiempo. Un joven que toma clases de escritura literaria con un servidor, me consultaba acerca de la creación. De la creación real. De la generación de elementos que no existían hasta entonces, y del rol decisivo que desempeña el cliché en ese proceso.

Martín Reyes, que así se llama este joven periodista pleno de ansias literarias, me manifestaba en una de las sesiones filosóficas con las que suelo estimular a mis discípulos, que al crear nuevo material, pongamos, decía, por caso, nuevas descripciones para un gesto conocido, es necesario rodear, apoyar, señalar estos nuevos elementos, que serán nuevos símbolos del gesto, con algún elemento reconocible, es decir, con un cliché. De lo contrario, se corre el riesgo que este nuevo símbolo que el escritor ha parido, no llegue jamás a asociarse con su significante.

Dejaremos por aquí a Martín Reyes, reverberando en las reflexiones de cada uno de los lectores. Digamos, sí, que como puede intuirse, el cliché no es cancerígeno si se lo utiliza correctamente. Te diré más. El ideal de la buena literatura es ser generadora de clichés. Con el tiempo suficiente, el creador más original se confundirá en la avalancha de obras que intentan imitarlo y será un cliché. Y es casi seguro, que sea superado por varios de sus seguidores. La paradoja es que el acto de parición literaria, aunque estimulado por un deseo de egotismo y vanagloria, es en el fondo un sacrificio, el sacrificio de la propia creación. Nadie te leerá, como a Joyce –y digámoslo con justa razón, que el hombre es un bodrio exagerado– y, sin embargo, quienes sepan pulir y utilizar debidamente esa pepita que has creado –como Faulkner, por seguir con el caso, o Hemingway– y aderezarla con clichés reconocibles y tranquilizantes, respiros en el camino, pasarán la prueba del tiempo no sólo como nombres, que podrían ser nombres de calles, o de institutos, o de cátedras, sino como autores.

No puedes decir que no tienes ahora todos los elementos necesarios para ser Escritor. Sin embargo, a pesar de todas estas líneas que el editor me forzó a escribir para rellenar un espacio predefinido, voy a darte el consejo más sincero que tengo. No lo he dicho hasta ahora porque el artículo habría sido demasiado sucinto, y ya me han acusado de parco en otras ocasiones.

Tú quieres ser escritor por razones ajenas a la fama y esos temas tratados aquí. Tú tienes necesidad de escribir, y para escribir sientes que debes ser escritor. Pues entonces, sigue intentándolo, que vas por el buen camino. Este es el mejor consejo. Pero ojo, presta atención a las señales pues nada garantiza que vas a ir por la senda correcta siempre que conduzcas. Fíjate si no hay desvío, si el pueblo al que vas no está en otra dirección, respeta las señales. Si ponen que aminores, aminora, a menos que estés seguro de que no es necesario. Presta atención al camino. A la ruta, pero también al paisaje, de lo contrario serás demasiado literario, y además, llegará el día –bien tarde ya– en que te arrepientas de haberte pasado la vida montado en un coche tan estrecho, creyendo que el aire que entraba por la ventanilla y te refrescaba el rostro de vez en cuando, eran vientos de libertad.

Y, sobre todo, si sientes que no dominas el coche como deberías, que no comprendes bien el funcionamiento de cada parte, para qué hay que hacer cambios, qué es el embrague o esa luz verde del tablero, entonces para en el primer pueblo, apéate y toma clases de conducir. Y hasta de mecánica si es preciso (más abajo encontrarás mi correo electrónico).

Al final, creo, descubrirás que no has hecho más que lo que ponía al principio. Pues todo Escritor de verdad escribe en una lengua diferente. Una lengua creada por él, para su uso personal. Una lengua llamada estilo.

43 comentarios:

  1. Irónico, divertido. Pero me hubiera gustado encontrarme un texto suyo, zeta. Y sospecho que este no lo es. Aún cuando se note la ausencia de alguna firma, de una fuente. Vaya uno a saber por qué.
    Igual me gustó. No existe una forma de ser escritor más que siéndolo. Escribiendo. Realmente el escritor es solo aquél que publica? Es el reconocimiento del público lo que nos convierte en escritores?
    Acaso no alcanza con haber estudiado para ser psicólogo? Si hay miles de "psicólogos" que no ejercen, no puede haber acaso escritores que no llegan a publicar?
    Nótese además que en verdad, hoy por hoy, publica cualquiera. En un blog o página web, se hace pública una obra. Así que, además, estamos hablando de publicar tradicionalmente en papel y vender. Es vender lo que convierte a una persona que escribe en escritor?
    No sé... no me cierra, sigo pensando que todo aquél que escribe cuidadosa y metódicamente, es escritor. Mejor aún, es escritor, quien lo siente. Y para sentir, no hay guías prácticas, ni manuales.

    Besos!

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  2. Hermano, con las oportunidades que había en la fruticultura...

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  3. En primer lugar, Cherry, hola. ¿Cómo anda?
    En segundo lugar, no sé muy bien cómo tomar sus dudas respecto a mi autoría del post. Pero voy a hacerme cargo de él en toda su infinita extensión.

    Le cuento que por norma los textos que aparecen en Verba Non Res sin referencia autoral, pertenecen a Z (o a alguno de mis otros yoes).

    Justo ayer me acordé de otro texto similar a este que escribí por invitación de Rodia (me acordé porque allí nombro a cierta musa que me ha estado rondando a menudo últimamente).

    Mire, con respecto a ser escritor, sí creo que es necesario publicar. Y coincido que la publicación en un blog es ya publicar, pues ya sabe usted que yo considero incompleta una obra sin la participación del público.

    Es como un amante. Yo puedo amar mucho, pero por más que ame, si ese sentimiento no sale de mí y se vierte de alguna forma sobre el objeto de mi amor, yo no voy a ser un amante. Después, si soy correspondido o no, es otra cosa. Cnn lo escrito pasa lo mismo. Los textos escritos para no ser publicados no son cuentan para ser escritor. Aunque el público sea una sola persona, es necesario.

    El arte necesita de esas dos puntas. Y no se publica por un deseo de hacerse ver, sino como parte del proceso. Y ya le he dicho también que después de la publicación el texto no pertenece más al autor. O por lo menos es compartido con los lectores (me parece incluso que pertenece más al lector que al autor y, generalmente, es el lector el que llega a dar al texto todo aquello que duerme en potencia escondido entre sus comas y exclamaciones, todo lo que se esconde en el espacio entre dos letras, y que el autor muchas veces es incapaz de ver).

    Por otro lado, el texto intenta mostrar precisamente lo poco que significa el éxito o la aceptación popular a la hora de evaluar si un escritor es un artista o no. Apunta, más bien, a mencionar los mecanismos comerciales (en un sentido amplio, que incluye la relación oferta-demanda social y no solo intereses económicos) que llevan al éxito.

    La construcción del éxito no es tan difícil, y hay organizaciones (no solo empresas comerciales, también académicas y políticas) dedicadas a ello que pueden hacer famoso a cualquiera que escriba en forma mínimamente decente.

    El eje del texto es escribir desde tres formas de marginalidad: la marginalidad linguística, que es un símbolo del camino que conduce a la fama a través del esnobismo (podría ser por ejemplo el caso de Gao Xingjian); la marginalidad social, que es el camino del escritor panfletario (digamos, Galeano, por ejemplo); y la marginalidad creativa, el camino del cliché (puffff, para ejemplos vaya hasta cualquier librería, esa que tiene en la esquina de su casa, por ejemplo).

    Admito que el texto es muy extenso (es arduo el camino para quien desea llegar a ser), pero la invito a leer los últimos cuatro párrafos. Allí dice lo que con sinceridad aconsejaría a quien quiere ser Escritor. Al menos eso es lo que me aconsejo a mí mismo al respecto.

    Circe, explíqueme un poco más eso de la fruticultura, que no se entiende (y no me salga con Cortázar y cosas así, que ya la veo venir).

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  4. Todos odiamos a Galeano. :-)

    La verdad el texto está muy bueno. Yo me di cuenta que era suyo de entrada porque le reconocí las ideas.

    Igual en algún momento sospeché que podía ser de Umberto Eco. En otros deseé que no fuera suyo, por pura envidia, por lo bien escrito que estaba.

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  5. Es un insensible sokón. Si no estuviera Galeano, ¿quién protegería a los desprotegidos? ¿quién denunciaría las atrocidades que sufren todos los seres buenos?
    Recapacite.

    Y sobre lo de Umberto Eco le.

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  6. Uh, acá me matan... JE. A mi hay algo del estilo de Galeano que me gusta mucho... seré yo también un cliché? Cachis! por eso debe ser que no soy famosa... JUAS!
    En fin, yo, releí el texto ya mil veces y sigo igual. Lo cierto zeta, es que sí, es el mismo texto colgado en lo de Rodia.
    Los dos me gustan, me parecen muy buenos, solo me incomodaba eso, no reconocerlo en ellos.
    Por otro lado, pienso en qué bueno es que no lo reconozca. Es decir, a mi me da cosita, pero para usted es excelente. Habla de su capacidad de metamorfosearse estilísticamente, de su variedad y capacidad de escritura, y le asegura no repetirse demasiado, no encasillarse, está muy bueno eso.
    La verdad, es que lo felicito zeta. No solo es bueno el texto, sino que además nos plantea novedad y sorpresa. Chapeau mi querido!!!

    P/D: De las musas no le comento nada, porque en este momento se hayan muy ocupadas con un asuntito literario y no pueden brindar declaraciones...

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  7. Uso mi Free Pass:

    Z, un día cuando los descubrí a todos ustedes, empecé a decirle a mi Chachus:

    -Sabes que Z dijo tal cosa, a lo cual Sokon, dijo que nada que ver, Pelerín dijo que si bien estaba de acuerdo, no coincidía en tal o cual parte y que no se metan con el maestro, Cirse escribe a veces con Z, cherry interpretó tal cosa, que rodia quiso expresar esto, a lo que Z, ponderó, entonces La Reggis, le mandó un premio, así que un día astlrr, le agradeció por leerlo, cosa que Z nos mando a un link que era imperdible e hizo que yo leyera , Royuela una vez dijo que El prado de los montruos es igual a otros libros, escrito con pasión! Y entonces…

    El Chachus, se hartó de escucharme y me dijo, pero quienes son??,

    -ESCRITORES!!, dijo la India

    -Que escribieron??

    -Bueh!!, que escribieron, que escribieron?... y libros, ensayos, eso escriben los escritores!

    -Pero que?

    -A ver de cual escritor querés que te hable?

    -NENA! SABATO, ES ESCRITOR!!!

    -Bueno,temo informarte, que ellos también lo son…

    -Decime que escribieron…

    -Vamos a una Pc y empecé a mostrale, algunas cosas mías, que son de ustedes, los famosos copy paste… alguna que otra tapa de libro, etc, etc, etc

    Ahora bien Z…

    Resumiendo, su bodoque de la entrada…
    Le explico, con simple palabras, que dijo MIIIIIIIII BUKOWSKI!!, respecto a

    “Como ser un gran escritor”

    Tenés que cojerte muchas mujeres
    Bellas mujeres
    Y escribir unos pocos poemas de amor decentes

    Y no te preocupes por la edad
    y/o nuevos talentos

    sólo tomá cerveza
    más y más cerveza

    y andá al hipódromo por lo menos una vez
    a la semana

    y ganá si es posible

    aprender a ganar es difícil-
    cualquier boludo puede ser un buen perdedor

    y no olvides tu Brahms
    y tu Bach y tu
    cerveza

    no te exijas

    dormí hasta el mediodía

    evitá las tarjetas de crédito
    o pagar por cualquier cosa en término,

    y si tenes capacidad de amar
    amáte a vos primero
    pero siempre sé conciente de la posibilidad de
    la total derrota
    ya sea por buenas o malas razones… ( )


    Oia? (expresión robada de la Cherry), mis hijos me reclaman, pue vuelvo.

    Indiana Z Jones

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  8. ZETA: Me acordé de usted cuando leí esta frase:
    "Nadie escribe para sí mismo. Yo escribo para publicar. Porque un poema sólo empieza a existir cuando alguien lo lee".
    (Eduardo Carranza)

    Me acordé de mí, al leer esta:
    "Tal es el precio que uno paga por ser escritor. Empieza escribiendo para vivir y termina escribiendo para no morir".
    (Carlos Fuentes)

    De nuevo usted:
    "La escritura no puede expresar las palabras totalmente. Las palabras no pueden expresar los pensamientos totalmente".
    (I Ching)

    De nuevo yo:
    "Una línea vale a veces, por todo un libro".
    (Francis Bacon)

    Besos!

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  9. “hermano, con las oportunidades que había en la fruticultura” es como decir “este libro ha venido a llenar un necesario vacío”.

    Por las dudas aclaro, no me refiero a ud. sino a aquellos que intentan ser escritores, sin éxito.

    (india: (buenas!)cómo? que yo escribo vezes o vecez?)

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  10. India:

    No me quedó claro. ¿Su Chachus quedó convencido de que eramos escritores?

    Me refiero incluso los que no hemos publicado nada (Z, para mi los blogs no cuentan, sorry).

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  11. Cuando dice Y no te preocupes por la edad se refiere a la de las mujeres del párrafo anterior, no India?

    Sabe lo que pasa India, muchas veces uno se acerca a leer cosas que se llaman cómo escribir cargando con un deseo genuino.

    Por eso, no me hace tanta gracia como deberían los escritores que aprovechan esas ocasiones para hacerse los graciosos gratuitamente.
    Es como si usted va a la médico y el tipo le hace chistes sobre su enfermedad.
    Igual, supongo que esos consejos que usted da son para convertirse en un escritor hombre heterosexual alcohólico burrero y que no escriba poesía.

    No te exijas me parece que es un mal consejo Quizás Exígete también lo sería, así fuera de contexto. Pero en fin...

    (Sabe que nombra gente que ya no está entre nosotros, y me da nostalgia...)

    De Galeano me gusta Amares, Cherry. Y alguna poca cosa más. Pero reconozco que lo que más me molesta en él no es su estilo literario (que no tiene, dicho sea de paso) sino su estilo panfletario.

    Bueno, sokón, si los blogs no cuentan dejaré de ir a su Ficción Rara (no quiero ponerlo nervioso, pero sospecho que astllr no estaría de acuerdo con ud.) (jeje)

    Está muy bien, Cherry, esas cuatro frases que trae. Habría que juntarlas un poco, mezclarlas... y ver qué sale.

    Circe, me sorprende que haya sentido la necesidad de hacer la aclaración que hace. Y me convence, cada vez más, que han de ser muy pocas las ocasiones en las que conviene aclarar algo.

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  12. ud, un rato más arriba pidió que le explicara. Pues le explico. Aunque podría haber explicado sin aclarar.

    En realidad, no tenía ganas de ninguna de las dos pues pensé que se había entendido, pero como vi que no: expliqué y aclaré. Y lo vuelvo hacer, en este comentario.

    Y lo haré las veces que sea necesario hasta que ya nadie entienda nada, que es el cometido último de aclarar hasta el cansancio.

    Y mis sentidas necesidades corren por otros caminos.

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  13. Ahhhh mi querido ZETA, como que Galeano no tiene estilo literario!!! Hay un cuentito medio pavote, que leí hace mil años (cuando aún estudiaba) que me arrancó lagrimitas... nunca pude olvidarlo... a ver peresé que lo busco...!!!(13:24)
    (13:28)
    - Aquí está el enlace al breve cuentito que me hizo llorar hace tiempo y me sigue conmoviendo por su sencilléz: PÁJAROS PROHIBIDOS

    - Este, también es de mis preferidos: ESTRELLA

    - Esta "poesía" me pone bellitos de punta... me da envidiecita...
    LA NOCHE

    - Otra de Mujeres, pero publicado en "Las palabras andantes" - es muy cortito - VENTANA SOBRE UNA MUJER

    - De nacer y morir... el orgasmo: LA PEQUEÑA MUERTE

    Y, seguramente, mi querido zeta, me esté dejando un montoncito más por ahí, pero la idea es dar un panorama y no apabullar...

    Besitos a montones!!!

    Nota: No me toque a Bukowsky que tiene algunos textos fantásticos, che!

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  14. Zokon zepa que yo lo banco ziempre!, y ni hablar de "Z", no ez el "Z" de Costaz Gabraz no?. Zi me pregunta por miz guztos zoy zeguidor de Zeline...Zeline dije! No ze por que se dien!

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  15. Hablando en serio, Mario Levrero me partio el marulo. Lo lei en El Pendulo, en mi años mozos. Cuando visité Montevideo lleve conmigo esa urgencia por encontrar aquellos lugares fantasticos, esas visiones estroboscópicas de sus relatos.Lo de bancarlos es ciero tambien.

    Abrazo!

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  16. ZETA: Vaya apechugando y preparándose para mañana a la noche...

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  17. Qué pasa, pintó el aquelarre, Cherry?
    ¿no era en otro lado eso?
    No me asuste que después escucho ruidos...

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  18. Bueno, vaya Circe y atienda sus necesidades.

    Se agradece el aguante, Pablo. Sabe que no leí a Celine. He estado varias veces por arrancar con Viaje al fin de la noche y por una razón u otra, no sucedió.

    Puede ser una buena oportunidad. Aunque en los pocos ratos que me están quedando para leer, estoy peléandome con Sartre, que de a ratos viene bien, pero a veces da ganas de arrancar varias páginas y quemarlas.

    Me encantó el poema La Noche que nos acercó, Cherry.
    Había un fragmento que quería publicar de Galeano, pero se ve que lo tengo en aguna caja. (Me tiene un poco repodrido tener libros en cajas.)


    Perdón por el exabrupto, seguramente haya sido por alguna otra causa inconsciente.

    Saludos

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  19. Z, en el caso suyo y de Astllr (je, me quedé preocupado, pensando en el asunto) no hay problema conque publiquen en un blog, porque en el caso de ustedes es una elección. Ya tienen publicado un libro por lo menos.

    Es la misma diferencia entre que la zorra haya logrado bajar las uvas del parral y se aleje de ellas sin comerlas porque están verdes, a que diga sin poder bajar las uvas, que no las quiere porque están verdes.

    No se si me explico. :-)

    Igual, el publicar para mi no es condición de escritor. La prueba de ser escritor es escribir. Me remito al final de la versión de Naked Lunch de Cronenberg.

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  20. JE! Tenga cuidado Zeta, soy una chica muy convencedora! Mire por donde ya le gusta un poema más de Galeano...
    Cuídese esta noche, como le decía ayer... es luna llena.

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  21. Libros en caja. Yo tengo también el mismo…problema (¿?). A veces pienso que de alguna forma que ignoro, los libros se reproducen en el interior de las cajas. O se mezclan. Borges con Enrique Medina, Artaud con Dylan Thomas, mis libros de Biología con las Revistas MAD…El Necronomicon con algún cuento de Borges que menciona a Adrogué…
    En otras cajas están los Cds. Y aquí al parecer sucede lo mismo. Los CDs se mezclan. Génesis versionando a ACDC, Crimsom a The Comunard, Flash and the Pan a ABBA!!!!...
    En otra caja están lo vinilos. Pero ahí no me animo. Recuerdo haber puesto juntos mis discos de Cher con lo de los Hermanos Vizconti…quien sabe que pueda salir de eso!
    Pablo Cesar Chiacchio

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  22. El problema sería publicar un libro en un blog; o un blog en un libro. Creo que está dimensionando mal las cosas. Pero, si es consuelo, a mi me pasa. Bastante; seguido.

    No se preocupe, Cherry, que hasta del más pedorro de los galeanos se puede obtener algo. Y no temo a esta luna llena, estese tranquila. No creo que esté para verla. Anoche, sabe, me visitó un rato Melpomene hasta el alba. Esta noche espero a Thalia.

    Bueno, Pablo, el Necronomicón hay que tenerlo en una caja. Estampada con el sello de Salomón además. Eso es prudente. Y en la misma caja ponga los discos de ABBA.
    Es muy lindo eso que dice, pero no, no creo que hablen entre ellos, sino a través de nosotros.

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  23. The thing, she said, would come that night at three
    From the old churchyard on the hill below;
    But crouching by an oak fire's wholesome glow,
    I tried to tell myself it could not be.
    Surely, I mused, it was a pleasantry
    Devised by one who did not truly know
    The Elder Sign, bequeathed from long ago,
    That sets the fumbling forms of darkness free.

    He had not meant it -no- but still I lit
    Another lamp as starry Leo climbed
    Out of the Seekonk, and a steeple chimed
    Three -nad the firelight faded, bit by bit.
    Then at the door that cautious rattling came-
    And the mad truth devoured me like a flame!

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  24. Salvo la última línea, el resto es espeluznante sokón.
    Aterrador, salvo la última línea.
    Supongo que es Lovecraft, pero no reconozco qué.
    Usted es el experto.

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  25. Es correcto. El poema se llama The Messenger, y en el original dice 'he' en vez de 'she'. Lo cambié en honor de Cherry con sus amenazas de luna llena.

    La cosa es así, el poema es una respuesta a un lector que vivía en la dirección 7 Thomas Street, donde vive Wilcox en The Call of Cthulhu. Ese lector amenazó -en broma- a HPL con mandarle un monstruo a las tres de la mañana.

    He sido reconocido por recitar a Poe y a Lovecraft en estado etílico en diversos lugares.

    Sobre el último verso, podrìa haber terminado así: ZA,ZA,ZA,ZA,ZAAAAA.

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  26. Tengo un desafío. Como un concurso.

    La idea es intentar escribir algo imitando el estilo -la voz- de otro. P.e. yo intento escribo algo que se parezca a lo de Cherry.

    Se da un plazo y se define un mecanismo de hacer las publicaciones 'anónimas'. Hay que adivinar de quien es y a quien imitó.

    ¿Que les parece?

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  27. A mi me gusta sokon, su idea. Puede ser muy divertido!!!
    Importante definir el tiempo, sino es muy facil...

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  28. Hmmmm, cosas de hechicerías nomás...
    Es cierto, en la noche de luna llena desapareció un post.
    Me alegro.

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  29. No es mala la idea sokón. De hecho, hay un ejercicio de taller literario que consiste en escribir un cuento con el estilo del escritor que uno considere que más lo ha influenciado.

    Hay que reglamentarlo un poco. Fijar una extensión máxima (supongo que 1000 palabras está más que bien) y un plazo. No mucho, digamos 10 días, o 15 máximo. Quizás sea mejor firmarlo con el seudónimo del supuesto imitado. Pero no estoy seguro.
    Y sobre todo conseguir adhesiones. Mínimo 5 participantes.

    La luna llena, India, opera en mí de un modo que a veces me sorprende hasta mí mismo. Ahora encontré un pequeño fragmento de un cuento que escribí en el año 95.

    ...
    Jorge hizo una pausa y por primera vez desde que comenzara a hablar, bajó su mirada hasta nuestros rostros, atrapados por su pequeño discurso; y la danza flamígera de sombras sobre su rostro, y el croar de algún sapo expectante entre las matas o el césped del patio, conferían al momento la atmósfera de reunión silvestre alrededor del fogón, cuando es la hora de las historias de aparecidos, y luces malas. Sabiendo que se esperaba algo más de su relato, Jorge cogió la copa y paladeó sombríamente el licor; ejecutó su ritual para encender un cigarrillo haciendo gestos como si estuviera a punto de hablar pero se lo impidiera la atención demandada por buscar el encendedor en su bolsillo y llevarse el cigarro a la boca. Y no fue sino después de que la primera bocanada de humo se espesara junto a la luz de la vela, que prosiguió hablando.

    -Todos conocemos la leyenda del lobizón u hombre lobo, que ve transformada su naturaleza en las noches de plenilunio, convirtiéndose en una bestia humana, terrible y sanguinaria. De hecho existe una zoantropía particular, llamada licantropía o lykanthropía, en la que el enajenado se cree transformado en lobo. Si bien ésta es una forma más sutil que la leyenda, es constatable en la realidad, en el mundo científico, y bien podría interpretarse, con algo de fantasía, como una transformación del espíritu, que no alcanza al cuerpo físico. Sin embargo, existe aún una forma más sutil de influencia de la luna llena sobre la mente humana. Una que no se expresa más que como cierta inquietud; como un escalofrío que recorre la espina dorsal mientras contemplamos, quietos en la oscuridad, con fijeza, ese rostro blanco que nos asedia implacable e inquietantemente; e incluso pueden manifestarse ciertas alucinaciones que, otra vez poniendo algo de fantasía, se ha dicho que son brechas en el espacio-tiempo, captadas por el estado alterado de conciencia; fracciones de segundos, o segundos enteros en que nuestro cuerpo puede interactuar con entidades que usualmente son inaccesibles por existir en otras dimensiones, diferentes a las nuestras.

    -¿Otras dimensiones? ─preguntó Leticia algo escéptica ante el relato de su enamorado.

    -Sí, mi querida Leticia. Otras dimensiones. Otros mundos paralelos al nuestro, si así prefieres llamarlos. Mundos que no interactúan con el nuestro, salvo en extrañas ocasiones. Sitios en donde nada de lo que suceda, puede ser causa ni efecto de hechos de nuestro mundo. Es algo similar a lo que sucede con las radiaciones electromagnéticas. Bien conocerás tú que existen colores, por así llamarlos, que son incapaces de interactuar con nuestros ojos, por vibrar fuera del rango de percepción de nuestras células visuales. Tal es el caso de la luz infrarroja y ultravioleta, y cualquier otra radiación por debajo de la primera, o por encima de la segunda. De la misma forma, la materia que vibra fuera de determinado rango de frecuencias, es incapaz de interactuar con nuestra materia. Simplemente, existe en otra dimensión.

    -Es algo así como The Twilight Zone ─comenté intentando que la conversación retomara el tono jocoso y jovial que tenía unos minutos antes.

    ...

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  30. El título del cuento es Un taxi a casa

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  31. Z, por favor, mande el cuento. Por favor.

    Por favor.

    Plis.

    Por favor.

    Quedé re-enganchado!!

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  32. sokon, ve? ahora sí parece un tierno cachorrito, enternecedora forma de moverle el rabito a zeta y hacerle fiesta!
    jajajajaja
    (chistecito)
    Zeta, 1000 palabras, ajam. Con el estilo de otro, joya. Y se lo mandamos desde nuestros mails?
    JUAS!
    Y donde los publicamos? acá? Todos juntos? Uno por semana (como pá analizar, digo yo). Y usted tampoco tiene que saber quien escribió a quien, sino no va a poder jugar.

    Me gustó el cuento o fragmento, que pegó. Le diré que lo de los cruces tempo-espaciales, parece algo que yo escribí hace poco, el título, me refiere a una historia que leí en ficción rara... y lo del lobizón, netamente suyo. Que conexiones raras que se pueden hacer al respecto... seremos un trío predestinado? producto de la casualidad? o sencillamente, es mejor no preguntarse ciertas cosas?
    JEJE
    Sigo leyendo!

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  33. Cherry, podría encajar alguna respuesta en vez de preguntar y preguntar y preguntar.

    No se preocupe, para eso estoy aquí. Hagamos lo siguiente. Cada participante, se crea una casilla de correo trucha y envia el texto, y yo lo publico. Despues hacemos una encuesta a ver quien es el ganador. Y hay que definir también un premio.
    Igual, lo que me preocupa por ahora es que haya más participantes. Veremos como convocamos(invite a pablo, que escribe).

    No puedo resistir esa actitud implorante, sokón. Se lo mando, pero le advierto que no está en su versión definitiva. Hace solo trece años que lo escribí!

    Sabe que sí, Cherry, Un taxi a casa tiene una mezcla de estilos como bien hace notar. Pero ya le dije que usted me hace acordar a mí, a veces (a ud. no se lo dije sokón, pero sus ficciones raras me traen también alguna reminiscencia). Se lo mando a ud. también, Cherry, para que no se aburra el findesemana.

    Y hay cosas que es mejor no preguntarse. Pero son, justamente, las que es inevitable preguntarse. Al menos para mí.

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  34. ()Invite a Pablo que escribe....
    Invite a Pablo que escribe....
    Invite a Pablo que escribe....
    Invite a Pablo que escribe....

    Y yo que!!

    Acaso no sabe que lo leo??!!!
    Por lo menos Z, imagine que lo leo!!
    Y diga:
    India, digale a su Chachus que escriba OOOOOOOOOOOOOO, tenga la gentileza, delicadeza, de invitarme a mi también, aunque la idea es de Sokón!

    Y eso de ser escritor que????

    Acaso yo no escribo??
    Yo no puedo jugar??
    Perdón!

    Yo no puedo pertenecer al ejercicio y / o experiencia literaria??!!...
    Bien usted se lo pierde.

    Ya necesitará alguien que venda...

    Ok.Le aviso a mi Chachus.

    Ahora no sirve.
    Gracias.

    Saludos
    India

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  35. Z:
    Dice el Chachus, que participa.
    Además... no se como hará... ya que yo los conozco a todos, él no los lee a ustedes, solo lee mis copypaste, más alguna que otra cosa que a mi me interesa que vea, lea y me diga que opina.
    Como los imita?

    Con respecto a "Taxi a casa", ah cierto que yo "Solo leo"...

    Bueh, eso Pablo, participa.
    Saludos

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  36. Juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, me hace llorar de la risa Indiana. Juegue, sí, juegue. Tiene razón, qué descorteces que fiumos... Ya está apuntada. Ahora no puede decir que no.
    Yo no sé, tampoco, como la vamos a imitar a ud. pero bueno, eso es parte de la gracia.
    Quizás habría que instrumentar, pienso ahora, que cada uno pudiera ser elegido una sola vez como objeto de imitación, así, todos somos imitados.
    Y qué le pasa con el taxi a casa?

    Pelerin vos también estás anotado.

    Y usted Circe, se anima?

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  37. Y como lo van a imitar al Chachus??

    NO.

    Cambien las reglas.

    Asi no se puede.

    Z: Yo no escribo, leo y vendo.

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  38. Esta adentro, Pablo.

    India, no sea garca, haga el favor.

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  39. Z: Ya le dije, "YO SOLO VENDO".
    Cada uno pa' lo que nació!

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  40. A gatas puedo escribir algo original, dificil para imitar a alguien.

    Aunque me ofrezco para ser la fiscal de la prueba. Porque como dice Z estaría bueno que todos imitaran y fueran imitados y para que eso se pueda hacer, alguien tiene que organizar. Por ejemplo se le asigna a cada participante un número que sólo el fiscal conoce o algo por el estilo.

    y así.

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  41. Gracias Zeta, pero no puedo participar.

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  42. Uh... pèlerin nos cortó las piernas! Encima que éramos pocos!!!
    Bueh, habrá que seguir esperando inscriptos, Don Zeta...

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Si la curiosité t'amene ici, va-t-en! Il en est temps encore.